jueves, 28 de mayo de 2009

Cae el verdugo

Cae el verdugo en la carnada,
Con dolor y sin respeto mira al viejo
Se ablanda ante cicatrices en su cara y en su espalda
Mientras el viejo sonríe con ira y con venganza

Con despecho y alegría ríe de placer,
En cuanto observa como la carnada toma al enemigo
Y dulces memorias invaden la mente del ser.
Ser de lo que era un viejo amigo

La luz cubre caras conocidas
El fin llega y nadie adolece,
Una vida muere y la otra queda disfrazada.

Mi fiel compañero, mi perfecto acompañante,
Esperándome en otro lado
Vives, ya viejo, envejeciendo
Dándome la espalda, viéndome de lejos
Mientras mi cuerpo ahogado ruega por un final feliz
Y mis sueños todavía,
Siguen muriendo sueltos.

Por Sebastián González de León y León.