martes, 24 de enero de 2012

Busco tu perdón

Lágrimas de fuego caen de mis ojos.
Lágrimas enterradas en mi corazón,
arden sobre mi cara, pero tranquilizan

La ira va saliendo como una bestia,
pero una bestia silenciosa.
Una bestia con miedo a herirte,
pero que al mismo tiempo resiente.
Resiente las heridas que marcaste,
que marcaste sin importar su dolor
y que hiciste por capricho tuyo

Y entonces la bestia se tranquiliza
Y llora… llora amargamente.
Por tu desinterés, por tu gran ceguera,
por la ausencia de ese perdón.
Esa fue la herida mas grande
Y no duele como las demás ,
sangrará hasta el día de su muerte.
Que no duele con grito de rabia
sino duele como ausencia, vacío.
Un vacío que quiere ser llenado,
llenado por ti su causante.
Una herida que llora tristemente
ya no con ira, sino desesperación

¿Por qué te es tan difícil?
Reconoce, reconoce que te equivocaste.
Yo sé que prefieres reprochármelo,
prefieres gritarme iracundamente
para que no tengas ya que disculparte.
Pero yo ya me cansé, me agoté,
dejé de buscar caminos y razones.
Me rindo, me rindo ante ti,
mi mayor castigadora, mi inquisición. 

Por Eva María

sábado, 21 de enero de 2012

Por detrás del muro

En el camino hay ojos llenos de vida
Que desean con lágrimas silenciosas, palabras cortas.
Hay vidas llenas de sueño, corazones sangrantes como un cielo de cántaros rotos.

Hoy he amanecido con los párpados llenos de sal, la blanca sal que enmarca el cuerpo tuyo
Piel arena
Piel de luna.
A lo lejos, sonidos consonantes.

Suspiros asaltados de memoria y manos que se tocan detrás de las cortinas.
Miradas de textura estelar y murmullos de campo abierto.
Venus encerrada entre tus cejas, lento amanecer del universo.

A lo lejos, la risa de una fotografía
La gris vestimenta del cielo refrescándome la cara
En el jardín más lejano del crudo ocaso.
Donde el invierno duerme
Sonriendo inexorable detrás del muro.
 
                                                       Por Elu

martes, 17 de enero de 2012

Preso verso

El otro día escapó un preso
¿A dónde ir? La respuesta no existía
Correr y huir hasta morir, él lo sabía
Así que sólo pudo pensar en tres versos

"Libera el alma que desea huir
No ames nada, sólo deja tus sentidos fluir,
Porque sin amor nunca me podrán destruir."

El preso siguió
Y en un pueblo pidió un trago
Tomando y tomando se quedó en la barra un largo rato
De noche salió y encontró una bella pieza que lo destruyo

Sin quererlo ni saberlo,
había encontrado el amor.


Por Sebastián González de León y León.

sábado, 7 de enero de 2012

Dulces notas de lo inesperado

Trato de no pensar en ello,

pues muy dentro de mí,
la verdad se aposenta,
como un rey tirano,
esperando a que me derrumbe,
tratando de destruir mis paredes,
que tan a salvo me tienen.
Pero pronto, el tiempo se acerca,
la verdad me llama
con su dulce voz de sirena.
Mientras, yo en mi naufragio,
soy tentada por su voz.
Es necesaria, es mi salvación,
es lo más bello que he escuchado.
Pero quién o qué es esa voz
que me envuelve con sus notas.
Ya no hay tiempo, no más.
La incertidumbre me ataca,
se sube a mi espalda y hombros,
me arranca la respiración.
¿Qué hacer? Aún no lo sé.
Hay una decisión que tomar…
Listo, no hay más que hacer.
Tomaré a mi sirena, mi verdad,
nadaré con ella hasta las aguas,

las más profundas, las más obscuras.
Me adentraré en las cavidades del océano,
con la ilusión y la esperanza,
de que quizás se filtre un rayo,
un rayo de luz deslumbrante
y luego logre salir… ¡Salir!
Salir de todo este embrollo
que a mi cabeza embriaga
y entonces así, sólo así,
logre respirar hondo, profundamente,
y mis pulmones se muevan con la armonía
de las dulces notas de lo inesperado.


Por Eva María