domingo, 30 de septiembre de 2012

"Lluvia" de Juan Gelman

Lluvia

hoy llueve mucho, mucho,
y pareciera que están lavando el mundo
mi vecino de al lado mira la lluvia
y piensa escribir una carta de amor/
una carta a la mujer que vive con él
y le cocina y le lava la ropa y hace el amor con él

y se parece a su sombra/
mi vecino nunca le dice palabras de amor a la
mujer/
entra a la casa por la ventana y no por la puerta/
por una puerta se entra a muchos sitios/
al trabajo, al cuartel, a la cárcel,
a todos los edificios del mundo/ pero no al mundo/                                 (Buenos Aires, 1930)
ni a una mujer/ni al alma/
es decir/a ese cajón o nave o lluvia que llamamos así/
como hoy/que llueve mucho/
y me cuesta escribir la palabra amor/
porque el amor es una cosa y la palabra amor es otra cosa/
y sólo el alma sabe dónde las dos se encuentran/
y cuándo/y cómo/
pero el alma qué puede explicar/
por eso mi vecino tiene tormentas en la boca/
palabras que naufragan/
palabras que no saben que hay sol porque nacen y
mueren la misma noche en que amó/
y dejan cartas en el pensamiento que él nunca
escribirá/
como el silencio que hay entre dos rosas/
o como yo/que escribo palabras para volver
a mi vecino que mira la lluvia/
a la lluvia/
a mi corazón desterrado/

Soneto XXXIII

I
Que no hay verdades absolutas dicen
Quienes entienden de conocimiento
Y hasta dicen, con atrevimiento
Que tampoco hay hombres que las prioricen

II
Epistemólogos ¡Banderas Hizen!

Y orgullosos véanlas ondear al viento
Gritando al mundo su descubrimiento:
Que no hay verdades que se profundicen

III
Y así, confiados, no se darán cuenta
Que la niña que amo los afrenta
Con solo la hermosura que derrama

IV
Porque el amor que siento hacia mi dama
Tan grande es, que su teoría refuta:
Que la quiero, es verdad absoluta




Por Esteban Jiménez.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Lluvia


Hoy llueve mucho, mucho, 
y pareciera que están lavando el mundo 
mi vecino de al lado mira la lluvia 
y piensa escribir una carta de amor/ 
una carta a la mujer que vive con él 
y le cocina y le lava la ropa y hace el amor con él 
y se parece a su sombra/ 
mi vecino nunca le dice palabras de amor a la 
mujer/ 
entra a la casa por la ventana y no por la puerta/ 
por una puerta se entra a muchos sitios/ 
al trabajo, al cuartel, a la cárcel, 
a todos los edificios del mundo/ pero no al mundo/ 
ni a una mujer/ni al alma/ 
es decir/a ese cajón o nave o lluvia que llamamos así/ 
como hoy/que llueve mucho/ 
y me cuesta escribir la palabra amor/ 
porque el amor es una cosa y la palabra amor es otra cosa/ 
y sólo el alma sabe dónde las dos se encuentran/ 
y cuándo/y cómo/ 
pero el alma qué puede explicar/ 
por eso mi vecino tiene tormentas en la boca/ 
palabras que naufragan/ 
palabras que no saben que hay sol porque nacen y 
mueren la misma noche en que amó/ 
y dejan cartas en el pensamiento que él nunca 
escribirá/ 
como el silencio que hay entre dos rosas/ 
o como yo/que escribo palabras para volver 
a mi vecino que mira la lluvia/ 
a la lluvia/ 
a mi corazón desterrado/

Por Juan Gelman (1930).

viernes, 28 de septiembre de 2012

Soneto XXI

I
Como mil flechas salen de mi boca
Dulces palabras hacia tus oídos
Que escuchan apenados esta loca
Confesión de mis amores prohibidos

II
Con la fuerza del cielo mi alma toca

Degusta y estremece tus sentidos
Y en tus mejillas un cambio provoca
De tonos albos a rojos encendidos

III
¡Ay Divina! La sangre tan bendita
Que tus mejillas colorea suave
Mejor debiera correr infinita

IV
Ágil, libre, cuanta en tus venas cabe
Para dar aún mas vida a tan bonita
Hija de Amor y de alegría llave

Por Esteban Jiménez.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Ríos


Los ríos como gargantilla
pasan por tu cuello,
se sostienen con el broche
de tu hueso.

Los ríos de tu cuello
se resbalan
y yo no los recojo con mi boca,
no humedezco mis sentidos
porque no quiero
seguirle la corriente
a tus ríos.

Se me hace mar la boca
por que desemboquen 

los ríos manantiales
en tus pechos,
corazón diamante que los cubre.

Tus ríos son la lumbre.

Se me quiebra la voz
de querer servirte,
de poder tomar 
de tus ríos que me sirvas.

Que me convides de ellos,
los ríos de tus cabellos

recubren hasta el vientre.

Se me tiemblan las piernas
por rogarte
que me dejes ser pez
o que me mates.

Cimbran mis lagrimales
de querer llorarte
por tus ríos 
y por tu sangre,
por tus muslos que sostienen
estos muslos,

de mirarte
esos senos apretados 
y distantes.

Nuestras mentes
nuestros ríos,
pubis,
distracción...

ríos.

Sueños
de tener tus manos chuecas 
en mi espalda
y saber tu saliva...

tus ríos.

Lejos de tenerte 
enamorada,
lejos de la nada...

tus ríos.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Hay ruido.

Hay ruido,
son 4:34 am
gritan gatos,
chillan cigarras,
corren murciélagos,
caminan veladores.

Son las 5:05 am
hay gente,
caminan cigarras,
duermen murciélagos,
salen las luces.

Hay vida,
hay pobreza,
hay riqueza,
son las 8:28 am.

Son las 9:00am
hay gente,
hay ruido,
hay alaridos.


martes, 25 de septiembre de 2012

Estaca blanca

No son tus labios, ni los besos que das con ellos
Ni aquellos ojos blancos con los que sonríes.
Es el fallo que me das por historias o lenguajes,
Las formas que nunca pierden tus distintas mentes.

Eres un imperio que no domina
Sino uno de los que promete
Las noches de choques y crónicas de la vida
Eres el marciano en mi cabeza
La estaca blanca que perfora.

Mi mujer asesina que te vendes
Y sin ti nadie sería
Ni en las fiestas
Ni con la familia

Estás en mi mente
Y tu olor es un deleite
No puedo dejar de ser
Si no hay quien me calcina

Me encantas
Pero estoy en la clínica
Y por eso escribo,
en vez de meterme cocaína.


Por Sebastián González de León y León.

lunes, 24 de septiembre de 2012


Voy buscando tu rostro entre la gente, teniendo miedo y a la vez ganas de verte.
Miedo de mirarte feliz con alguien más y con ganas de verte perturbado por mi ausencia.
Camino mientras observo en todas direcciones tratando de cruzarme con tus ojos grandes y encantadores, pero no estás.
No apareces por ningún lado y una vez más intento esconderme de todos, como si ellos me miraran con ojos de desprecio y desearía no estar allí pensando que tal vez, tú estés en un lugar buscando mi rostro también. 


Arai G.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Crónicas de un instante contigo

Te podría tener en mis brazos por siempre sin sentir hastío
Creando un sueño fugaz para compartirlo contigo.

No invoquemos a la eternidad, pues es un momento breve
Mejor vivamos en esta pausa que es el instante:

Y que los dioses nos lleven a donde ellos quieran
Y desafiémoslos de frente, hasta que ya no puedan.

Y bañándonos en la fuente del amable eros
Descansamos del tedio y de los necios peros

Y cuando convivimos en la alcoba, para beber nuestros labios
De este pequeño instante, tú y yo somos sus amos

¡Únete mi!, a este mar de emociones que me invaden
Abrázame con tu elixir hasta que nuestros corazones cuadren

Olvidemos el pasado con su lúgubre pesar
Afuera las cavilaciones, y viva nuestra promesa de amar.

Abandonemos, pues, la ilusión del que será, y hagamos de esto un momento para cantar.


Por Ur el Goliardo.

Yo no lo sé de cierto, pero supongo.... Jaime Sabines

Yo no lo sé de cierto, pero supongo....

Yo no lo sé de cierto, pero supongo
que una mujer y un hombre
un día se quieren,
se van quedando solos poco a poco,
algo en su corazón les dice que están solos,
solos sobre la tierra se penetran,
se van matando el uno al otro.

Todo se hace en silencio. Como
se hace la luz dentro del ojo.
El amor une cuerpos.
En silencio se van llenando el uno al otro.
Cualquier día despiertan, sobre brazos;
piensan entonces que lo saben todo.
Se ven desnudos y lo saben todo.
(Yo no lo sé de cierto. Lo supongo.) 




                                                                                                                                                                       (1926-1999)

viernes, 21 de septiembre de 2012

Subversiva (II)

No sé cómo he despertado. 
Días y días varios son ya cual he fundido mi cuerpo con sobredosis 
de licor más medicamentos. El sueño me consume, se consuma y activa deseos de dormirle siempre. 
Todo silencio, pájaros lejos. Muy lejos.
Yo, mi eterno país sin nombre, sin sonda. Yo, mi eterno secreto amado. Siempre.

¿Por qué? 
¿Cuál es la razón del aumento temporal conforme se crece? ¿Por qué? 
Habíamos de ser vacíos y entonces eternamente bellos. Qué no es posible, tan sólo perdurar sin cambio, sin remedio, sin miedo, sin desorbitantes sucesos. 
Tan sólo olvida, tan sólo vida sin
más.

Por Lucía del Carmen Labra Vázquez.

jueves, 20 de septiembre de 2012

La cintura


Dejo mi afición 
a mis pieles 
y pliegues
irregulares
y deformes,
me olvido 
del vientre rugoso
de los calzones de niña
del ombligo profundo
que tú quieres.

Me aferro 
a mi pelo
de sirena
que me cubre
la cintura,
a la cola
de un silencio
que se asoma,
que resalta
un hueso,
al pezón 
imperceptible
y horadado 
a mi axila mojada
a ti aquí
a mi mirada 
dudosa
de olvidarme
de mis marcas
y entregártelas
me aferro

a estar despierta
a mi olor a cuerpo
a tu beso a mi alma
de lengua
y de gastritis

a mi axila mojada
a ti aquí.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Cumbre del alma

Restos pedazos y partes del cielo,
aquel  intenso que te rodea,
reabsorbe tu seno, cada parte,
alimentando los labios afanosos.

Escaso ritmo el que llevas, no te acompaña,
tu alma se esconde y de vez en vez
grita o lanza algo para no morir.
Ella, tu alma reverdece en vano,
requiere lo mundano, lo corpóreo,
se regresa, se oprime y esconde,
otra vez, dejas esa intensidad a lado.

Sólo pido la arrebates de su calabozo,
la lleves a sentir el aire de las cumbres,
altas y borrascosas , inexistentes de oquedad,
algo sublime a ella, algo sublime a ti.


Por Carlos Osorio.

martes, 18 de septiembre de 2012

Placeres Taciturnos

Entre lo impalpable y
lo carnal, como tener el
escandalo de tu nombre
y no pronunciarlo; saborearlo
con la vista al horizonte
y las estrellas
que se
PIERDEN.
Como
Poemas
Invisibles,
letras
en el
firmamento
a lo tangible,
así como dios
que no gobierna
la imaginación,
si no, a puño
de sangre la
idealización.
¿¡Cómo pensar qué
Tu mirada es tan
mia!? cuando potro
desbocado es…
Imaginar que
tu corazón
cubrirá los
delicados
campos de
amapolas,
pero solo
son una
gota más
entre la tinta,
el olvido, y
el “Placer Tacituno”.


Por Alx.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Mi táctica, tu estrategia.

Mi táctica no funciona contigo, ya Mario nos dio las reglas, pero en la práctica no cuadran, y es que al parecer esto no necesita reglas. Pero como él lo escribió, “mi táctica es mirarte, aprender como sos, quererte como sos” Ya lo dijo, lo leí, lo aprendí, lo tomé en cuenta, lo puse en práctica hasta llegar al punto sin retorno. Ese verso que dice “mi táctica es quedarme en tu recuerdo, no sé cómo ni se con que pretexto, pero quedarme en vos" lo adquirí como dogma,  y lo intenté. Ahí fue donde comencé a fallar, porque no logré quedarme en ti. Y mi fe en Mario se hundió, y es que, ¿Por qué no funcionaban conmigo las reglas que Benedetti impuso? Tal vez porque en el amor no funcionan las tácticas… pero, en cambio, tú parecías tener una estrategia… que un día cualquiera, no sabías cómo ni sabías con qué pretexto yo te iba a necesitar. Tu estrategia, funcionó.

Por Arai G.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Anthropos

No es lo que el cielo nos avienta
somos nosotros
somos antropos
El centro en uno es centro.

La violencia está en negarnos
Poniendo falsas ideas
Evadiendo la responsabilidad
que sin duda está en nuestras manos.

Antroposotros
Nosotros
Anthropos
Nos enconontramos.

Suerte es lo que hay
Y nosotros con pero
Pero de suerte
que nosotros hacemos
Y es todo.

Antroposotros
Nosotros
Anthropos
Nos, otros.


Por Sebastián González de León y León.

sábado, 15 de septiembre de 2012

"Decir, hacer" de Octavio Paz

Decir, hacer

                                              A Roman Jakobson

Entre lo que veo y digo,

Entre lo que digo y callo,
Entre lo que callo y sueño,
Entre lo que sueño y olvido
La poesía.
Se desliza entre el sí y el no:
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.
No es un decir:
es un hacer.
Es un hacer
que es un decir.
La poesía
se dice y se oye:
es real.
Y apenas digo
es real,
se disipa.
¿Así es más real?
Idea palpable,
palabra
impalpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.
Teje reflejos
y los desteje.
La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.
Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.
Los ojos
se cierran
Las palabras se abren
.



Octavio Paz.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Subversiva (I)

Extrañada, la vida nuevamente cubre todo sin espacios distintos. Clara el agua como el pan que muerdo, extravío sensaciones sin previo proceso entendible. Ni anuncios, jamás anuncios vivos he tenido. Llega la vida con exuberante manto; come todo lo vivo.

¿Cómo contar historias sin sonidos, sin sentidos? Balbucear no llena completo; balbucear en mente, corazón. Ojalá pudiera no evitar los sonidos, los sentidos. Ojalá pudiera ser, tú quien cubre todo sin espacios distintos. Que clara será el agua, mas el pan que muerdo dilata la entera existencia –tenía que ser, tú quien hubiese llegado-.

Por Lucía del Carmen Labra Vázquez.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Me gustas tanto como el slap bass de Sienfeld


  • (Me gustas tanto como el slap bass de Seinfeld)
 En la boca de mi estómago

(con tal suerte que imprimieras sin descanso tu encanto demasiado)

me besaste sutilmente.


En conmoción somática

con emoción sintónica

síntoma laxante

de impulsos nerviosos.


Slap bass

scat singin'

...

slappin'.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Tu dulce respuesta

Me has podido domar,
tus cabellos me cuidan,
corres y después bebes.
Agitas latitudes
encarcelas el gran mal,
te sientas en almas.

Es su conducta correr,
el viento lo nombra,
al caer de tu vuelo,
suero de humores
reflectan corrientes.
has sido y seguirás
tus modos me dicen tal.

Lo necesito sí, eso,
tal vez para existir,
para no estar aquí,
ser taciturno, más el
recorrer todo hondo,
sólo esperando una,
la respuesta tuya.

Por Carlos Osorio Hernández.

martes, 11 de septiembre de 2012

Una noche más.




Ésta, es otra de esas nochecitas… de esas que pensé que ya no pasarían, cuando el aire que se cuela por mi ventana es más frío, y la música que suena es aún más triste.
Y es que, no te has ido del todo, sigues aquí un poco y es porque me hiciste como quisiste, me traes y me llevas y me haces dar vueltas. Me transformaste en lo que soy ahora. No sólo me hiciste una persona diferente si no que también, te encargaste de que nada de lo que me diste se olvidara.
 Y si lo acepto, ahora tengo el sabor de ti.
 Sí, te fuiste, pero me dejaste esa sensación de que yo aún te pertenecía, me dejaste perdida, pero ya no sé si quiero buscar el camino de vuelta a ti. Aún tengo ese dolor que no se va, a veces me ocurre pensar que aún estamos juntos, pero regreso y me golpeo con la realidad,  como si fuera un espejo y no me gusta para nada lo que veo frente a mis ojos. Esto en lo que me convertiste, en esta persona incapaz de ver por sí sola, me convertiste en algo que nunca quise ser. Dime tú, cuando todo se olvida, ¿a dónde va? ¡Dímelo! Quiero saber, para enviarte al mismo lugar.
 Y así transcurre otra noche en la que te vuelves mi tormento, y muy probablemente te conviertas en la pesadilla de esta madrugada. Te sorprendería saber cómo mi mente te recrea exactamente, esos ojos que hipnotizan y esa sonrisa de niño que cautiva. No podría pedir más, sólo ahí puedes estar. 
Por Arai G.

lunes, 10 de septiembre de 2012

El mar se detuvo en sigilo


El mar se detuvo en sigilo,
se desvaneció el ritmo de sus olas
dejando entristecido al horizonte.

Dejó de calentar el sol en Julio;
anuncia el día y se retira
igual que un caballero desdeñado.

Salgo a la calle con la certidumbre
de que la lluvia fragua mi destino
y no cargo más abrigo que mi suerte,
pues, no quiero estar preparada
para cuando la tierra enloquezca conmigo;
aún no llegan las nubes negras de agosto
y ya siento el cuerpo mojado y entumecido.

No avanzo, sólo veo venir la noche
y me destierra de su calma;
llega el insomnio con sus mil voces
a entreabrir las puertas del infierno.

Aún con todo, tu aroma acústico
en mi mente somnolienta, se dilata,
y aunque todo es lento
llegas con la furia de un caballo desbocado.

Siento tus pisadas sobre los labios,
y el cabello suave que pasa por los dedos
con alguna palabra mía,
hecha del amor que yo te guardo,
del consuelo que te debo
de los días que no dormí a tu lado.

Contigo veo la locura y la deseo;
quiero batirme mil noches en vela,
fumar treinta cigarrillos con ron entre libros,
basura y botellas, que suene Frank Zappa,
que me muerda la existencia con rabia
y no me quede alivio alguno que tus ojos.
Exagerar las cosas al punto del drama
y salir gritando hacia arriba con euforia.

Volver a caer, levantarme y volver a volar,
hasta que la muerte
venga con su miembro erecto,
y me embista con la furia de un toro,
sobre tus brazos.

Por Tania Jaramillo.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Te siento


Lo nuestro es como un viaje sinuoso
Obstáculos, caricias, inocentes coqueteos
Un amor joven, pero de tiempo canoso
Pasatiempo hermoso de caracteres alborozos.

Asaltaste mi mente, pletórica de imágenes lozanas
Besos en una fiesta, abrazos en mi cama
Me curas la adustez, la languidez de las mañanas
Esposa de mis deseos, del corazón… mi ama.

Nos conocimos en la cuna, el nadir de la vida
Un matrimonio arreglado, mi más grande bendición
Infantes de piel nívea, y de adultos, amantes de vocación
Nuestros cuerpos en la alcoba, nuestras almas, en una cima alumbrada.

Después de un pacto ríspido y aleve con los dioses
Les pedí que arreglaran un breve rencuentro
Segunda oportunidad, para unir nuestras pasiones
Y pergeñar un futuro de nuestros mundos en el centro.

Ahora eres madre, mujer digna y valiente
¿Frente a ti, quién soy yo sino un gran idiota con suerte?
Pero escucho perfectamente el mensaje del viento:
“Pelea por ella, amigo mío, que M. es tu felicidad”: así es hermosa M.; eso es todo lo que siento.


Por Ur el Goliardo.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Érase un país donde todos eran ladrones de Italo Calvino

Por la noche, cada uno de los habitantes salía con una ganzúa y una linterna para ir a saquear la casa de un vecino. Al regresar, al alba, cargado, encontraba su casa desvalijada.
Y todos vivían en concordia y sin daño, porque uno robaba al otro y éste a otro y así sucesivamente, hasta llegar al último que robaba al primero. En aquel país el comercio sólo se practicaba en forma de embrollo, tanto por parte del que vendía como del que compraba. El gobierno era una asociación creada para delinquir en perjuicio de los súbditos, y por su lado los súbditos sólo pensaban en defraudar al gobierno. La vida transcurría sin tropiezos, y no había ni ricos ni pobres.

Pero he aquí que, no se sabe cómo, apareció en el país un hombre honrado. Por la noche, en lugar de salir con la bolsa y la linterna, se quedaba en casa fumando y leyendo novelas.
Llegaban los ladrones, veían la luz encendida y no subían.
Esto duró un tiempo; después hubo que darle a entender que si él quería vivir sin hacer nada, no era una buena razón para no dejar hacer a los demás. Cada noche que pasaba en casa, era una familia que no comía al día siguiente.
Frente a esas razones el hombre honrado no podía oponerse. También él empezó a salir por la noche para regresar al alba, pero no iba a robar. Era honrado, no había nada que hacer. Iba hasta el puente y se quedaba mirando pasar el agua. Volvía a casa y la encontraba saqueada.

En menos de una semana el hombre honrado se encontró sin un céntimo, sin tener qué comer, con la casa vacía. Pero hasta ahí no había nada que decir, porque la culpa era suya; lo malo era que de ese modo suyo de proceder nacía un gran desorden. Porque él se dejaba robar todo y entre tanto no robaba a nadie; de modo que había siempre alguien que al regresar al alba encontraba su casa intacta; la casa que él hubiera debido desvalijar. El hecho es que al cabo de un tiempo los que no eran robados llegaron a ser más ricos que los otros y no quisieron seguir robando. Y por otro lado, los que iban a robar a la casa del hombre honrado la encontraban siempre vacía; de modo que se volvían pobres.
Entre tanto los que se habían vuelto ricos se acostumbraron a ir también al puente por la noche, a ver correr el agua. Esto aumentó la confusión, porque hubo muchos que se hicieron ricos y muchos otros que se volvieron pobres.
Pero los ricos vieron que yendo de noche al puente, al cabo de un tiempo se volverían pobres. Y pensaron: "Paguemos a los pobres para que vayan a robar por nuestra cuenta". Se firmaron contratos, se establecieron los salarios, los porcentajes: naturalmente siempre eran ladrones y trataban de engañarse unos a otros. Pero como suele suceder, los ricos se hacían cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.
Había ricos tan ricos que ya no tenían necesidad de robar o de hacer robar para seguir siendo ricos. Pero si dejaban de robar se volvían pobres porque los pobres les robaban. Entonces pagaron a los más pobres de los pobres para defender de los otros pobres sus propias casas, y así fue como instituyeron la policía y construyeron las cárceles.
De esa manera, pocos años después del advenimiento del hombre honrado, ya no se hablaba de robar o de ser robados sino sólo de ricos o de pobres; y sin embargo, todos seguían siendo ladrones.
Honrado sólo había habido aquel fulano... y no tardó en morirse de hambre.


jueves, 6 de septiembre de 2012

Impulso inconsciente

puto, 
de nada,
no fue nada...
puto inmensamente,
el chingao más alto
del ambiente chacal.
resbalado cielo intacto,
inalcanzable...
resbalado cielo manoseado
sobrepoblado de sexo.
puto, chingao,
no mames,
no te digo!
repente 
impulso
inconsciente.
remate de besos,
madre
fluido preparado entre las yemas de los dedos.
reto de brazos recios
para quebrar huesitos
mmm
prácticas conjuntas
de perreo.
ensayos frente al espejo...
tonterías,
puterías,
paraísos.

miércoles, 5 de septiembre de 2012


Abrió las aletas a un mundo extraño y nadó en el aire, la inexperiencia lo llevó abajo pero la invitación a lo desconocido lo impulso a flote otra vez. Luz, movimiento, brisa y luz; sobre todo esa luz. Un universo encima del suyo estando escondido tanto tiempo sin nadie que se percatase. Sólo segundos tenía para aletear a través de ese mar de gases antes de descender sin fuerza para oponerse y sumergirse de nuevo a su antiguo mundo, todo nuevo, todo extraño. Un sólo vistazo a la diferencia y te hace dudar de todo lo que creías verídico. La curiosidad le bloqueo el paso al sentido común y sin pensar en peligro, cautela, en que tenía frente a él un espacio que jugaba con sus propias reglas; el pez brincó otra vez. La obscuridad de la noche era tan parecida a la de su hogar, pero la luz... Volteo al infinito firmamento sintiendo ahogarse con sólo ver su profundidad, las estrellas aquí no bailan... la luz aquí no baila. No es como la que él conocía, pero al parecer era la real; luz estática, suave, casi blanca percibida, irradiada por esa gigante y hermosa... ¿Hermosa qué?

Trató de subir más hasta el punto en que sus aletas ya no daban para ascender. Desesperado, pero no menos decidido, continuó. ¿Cómo podía estar seguro que ese "arriba", apenas descubierto, no era sino el abajo de otro arriba, también con sus propias reglas, diferente a todos los demás? Y de otros aún más diferentes, otros incluso escondidos más arriba. ¿La luz bailaría allá arriba? ¿Golpearía? ¿O no existiría?. Dirigiéndose a esa cautivadora esfera blanca, saltó... Y volvió a hacerlo hasta que voló, con aire siempre en las aletas y su esfera blanca en los ojos esperando algún día llegar a su mundo y poder pertenecer. A veces sabe que no podría, a veces le gusta creer que se equivoca. Mientras su luz siga esperando radiante allá arriba existirá un motivo más para volver a saltar. Para ver si allá también bailan, también vuelan. También creen.

Por Sebastián Alberto Pascual Schultze

martes, 4 de septiembre de 2012

Méx-ic

Multiplicidad

  de tiempos
   de lenguajes
de identidades
 de afecciones.


   El ser es multiplicidad:
muchas modalidades del ser
    (mexicano)
    en el mismo
    (mexicano).

Está siempre esa posibilidad de que el ser devenga en algo fijo,
dijo Deleuze.

Fuerza
Choque.

o.

Por Luciano Concheiro San Vicente.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Parada del Bus.


 

Me desperté como de costumbre a las seis de la mañana. El bullicio capitalino me levantó como  todos los días: con sus cláxones, gritos desenfrenados, y ruidos intermitentes de  automóviles al pasar. Runrún runrún se escuchaba por mi ventana. Entré al baño aletargado y con una delicadeza y suavidad irresistible, acaricie los bordes de la llave que abrió como un chasquido, la regadera. De ella brotó un líquido frío que se fue matizando hasta volverse caliente, abrasador. Me sumergí en él y descubrí la profundidad de mis pensamientos bajo la lluvia cálida que escurría por mi cara hasta chocar y disiparse en el suelo. Como un androide que se mueve automáticamente, fui limpiando, enjuagando y frotando todas y cada una de las partes de mi cuerpo. El jabón rechinaba pulcro contra mi espalda. El shampoo de frutas se deslizaba por mis cabellos. Y al terminar de asearme, sequé mi figura con la docilidad de un gato siamés.

            Me recosté perdiéndome en la oscuridad de mis parpados, hasta que los ladridos de un perro me hicieron reaccionar como un transeúnte que ha sido sorprendido por un intrépido ladrón. Bajé las escaleras de la casa asimilando el caminar de un zombi, y me serví veloz un plato con cereal y algunos pedazos de plátano cortado. Comí desganado la sustancia sin sabor, admirando el tic toc del reloj que me indicaba que mi tiempo se reducía a pasos agigantados. Dejé los platos en su lugar. Tomé un poco de jugo de naranja, y cogí mi portafolios café cual bólido hasta arribar a la puerta. La abrí; y la puerta crujió. Se escuchó un chillido demencial y la cerré tras de mí, implorando llegar a tiempo a mi destino: la insoportable y eterna parada del bus.

            Corrí azuzado a la parada, y me detuve al perder el aliento frente a una señora oronda y más inmensa que el  mundo. La miré con recelo y sorpresa, y ella lanzó una oteada de desconsuelo. Nos sentamos, juntos, sobre las frías banquitas de metal de la parada, y aguardamos la llegada del transporte colectivo de nuestros anhelos. Observé las apariciones repentinas de varios autobuses que se dirijían a mi destino, pero, en ellos brotaba un problema: iban tan llenos de gente, de masa humana, que las personas salían de las ventanas como cascada. Mi angustia incrementó al observar el mismo patrón una y otra vez. Un autobús, dos, tres, quizás el cuarto se dirigía a otro destino, cinco. Me conmocioné. Los  nervios treparon hasta mis orejas. Y las ganas de que el mundo me tragara y que apareciera por arte de magia frente a mi oficina saludando a mi jefe como el lame botas que a veces soy, me desconcertó. El mundo giró infinitas veces. Hasta que un sentimiento de alegría me invadió al observar un solitario autobús apareciéndose en la otra esquina. Se acercó raudo a la parada, y cuando estuve a punto de tocar la puerta y darle al señor el dinero de mi viaje, la obesa señora se me adelantó y con su terrible masa acaparó todo el espacio sobrante. Lo peor fue la respuesta del chofer ante mi situación tan adversa. “Híjole joven, ya no cabe nadie más. Tendrá que esperar el siguiente”, dijo el maldito. “No se preocupe que ahorita vienen varios más de la base” expresó después de verme tan abatido. “Jódete, maldito imbécil”, respondí iracundo, levantando el dedo cordial de mi mando derecha, y bajando del transporte despechado, a esperar en la parada al siguiente autobús que me transporte a mi destino, sin la odiosa necesidad de compartir espacio, con una gorda inmunda que me respire en la nuca.

Alan Santos.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Poema Surreal

Una esfera luce tan bella como el camaleón,
Que con tanto desdén es destruido con un estallido sorpresa
Nadie puede pensar en quien hizo esa terrible mutilación
Pues ya no se puede distinguir entre una esfera y el cuadrado
Ni tampoco un ángel o un camaleón

Ya extraño aquellos días en los que tomaba el pulso a la sucia marrana
No es lo mismo eso a tragarte la acción de una guasca
Extraño los días en los que el Sol tapaba las nubes
Y no existían las paranoias que ahora flotan en el Cielo
Con alguien que solia llamar DiosY aunque por fín, se calló la muda voz del hombre de algodón
Y ahora vive la mujer de mármol, tan fria y tan dura…
como una hoja de maíz.

No vale la pena guardar esas lágrimas de ceniza
Solo conservar el recuerdo de aquella bella esfera.


Por Sebastián González de León y León.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Entre los tibios muslos te palpita...

Entre los tibios muslos te palpita
un negro corazón febril y hendido
de remoto y sonámbulo latido
que entre oscuras raíces se suscita;

un corazón velludo que me invita,
más que el otro cordial y estremecido,
a entrar como en mi casa o en mi nido
hasta tocar el grito que te habita.

Cuando yaces desnuda toda, cuando
te abres de piernas ávida y temblando
y hasta tu fondo frente a mí te hiendes,

un corazón puedes abrir, y si entro
con la lengua en la entrada que me tiendes,
puedo besar tu corazón por dentro.
                                                                                                                                             


                                                                                                                                              Tomás Segovia

                                                                                                                                                   (1927- 2011)