Crecen
los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La
hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras,
la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el
áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas,
la
serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas
comunes,
los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis
los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis
muertos, la noche
intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por
las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la
espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por
las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la
espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el
amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una
esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los
ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha
visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me
duele una mujer en todo el cuerpo.El nombre de una mujer me delata.
Por Jorge Luis Borges (1899-1986).
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