Debería tocar tus suaves manos con mis rayos de luz,
pero de qué me sirve amarte, sino te sirvo.
Quiero sentir tus pupilas diáfanas contra mi rostro,
y maravillarme con tus palabras sutiles de musa.
Puedo amarte sólo en silencio, no más.
Tu rechazo perpetuo hacia mi humanidad, es deprimente
pero más deprimente aun es despertar sin tu calor,
sin la suave brisa de tu aliento en la mañana.
Muero, simplemente muero, revivo
y vuelvo a morir cada vez que te veo,
cada vez que te tengo frente a mi persona.
Mis labios se mueven, tintinean, se entreabren,
desean decir palabras cortas para sensaciones concretas.
Desearía poder besarte y decirte te quiero,
pero sólo puedo amarte en la oscuridad,
sólo puedo quererte en el vacío inmenso de mi alma.
Por Alan Santos
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