¿A dónde ir? La respuesta no existía
Correr y huir hasta morir, él lo sabía
Así que sólo pudo pensar en tres versos
"Libera el alma que desea huir
No ames nada, sólo deja tus sentidos fluir,
Porque sin amor nunca me podrán destruir."
El preso siguió
Y en un pueblo pidió un trago
Tomando y tomando se quedó en la barra un largo rato
De noche salió y encontró una bella pieza que lo destruyo
Sin quererlo ni saberlo,
había encontrado el amor.
Por Sebastián González de León y León.
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