Embriagado por su sabor, disfruto,
es de los dioses y de los que lo escogen allá,
me eleva al cenit del entendimiento terrenal,
es lo último a lo que aspiraba,
no me imaginaba.
Ahora sé todo lo que no sabía,
la verdad absoluta ha llegado a mí,
la muerte me sienta bien.
Pero cuando sé la verdad absoluta de los vivos,
no sé algo de los míos,
llego a lo mismo que llegué allá,
a saber que sé nada acá.
Por Carlos Osorio
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