Ten mi lealtad
y ten mis palabras,
pues es admirable
tu sonrisa y carisma,
aún después
de tu primera gran
batalla.
Me gustó cuándo,
Cuando como dos perdidos
Caminábamos
Y pensábamos que había
Un rumbo lejos de la
soledad
Me gustó ver cuando te
reías con júbilo
mientras te seguía más
perdido
que la botella de mezcal,
los cigarros y las
cervezas
confundidos como los
traidores
buscándose dentro de mi
propio cuerpo
Admiro tu primera,
Admiraré tu segunda
Y admiraré cualquiera
De tus batallas,
Aunque quizás una de esas
sea conmigo.
Donde nuestros ejércitos
Armados por bondad,
maldad y alegría;
tristeza,
Sueños abandonados,
decepciones y vergüenzas
escondido en nosotros
asalten desde las sombras,
desde los arbustos
en tu campo de batalla,
A mi propio ejército
emborrachado.
Pues mientras, tú eres mi
mejor compañía,
De esas que no tienen que
decir nada.
Porque tus ojos dicen más
De todo lo que me podrían
decir tus palabras
De todo lo que podrían
decirme tus abrazos.
Para mi eres transparente
La guerrillera
transparente,
Que luchas con sonrisas
Y ojos de vidrio cuando te
ganan tus palabras
Puedes estar conmigo
ausente
caminando como
desquiciados
en un día 13 de mala
suerte
que (curiosamente)
ha sido la mejor que hemos
tenido.
Por eso, quédate con mi
lealtad
Y busca mis palabras
Pues por lo menos éstas
Ya son tuyas.
Y algún día te servirán
en algunas de tus
batallas.
Sebastián González de León y León (14/4/13).
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