Mirar en tus ojos
los diamantes que yacen en lo negro del cielo,
tumbado hacia el abismo
con la herida abierta
de la tierra fecundada,
con el grito atrapado en la mirada
y el silencio envolviendo nuestra carne.
Mirar en tus ojos
el chispazo del sol
sólo un momento,
cegando a los diamantes y lo negro;
y el fuego en que te vuelves cuandö amas;
y luego regresar a los pozos del vacío,
la nada entre tinieblas.
Mirar en tus ojos
mis manos balbuceantes
alargándose al cielo que se abisma
por rozar aunque sea la luz de los diamantes
y llevarse un pedazo de tu voz
para pan del silencio de mis labios.
Tumbado hacia el abismo
con la herida abierta
y la yerba creciendo en nuestra tierra.
Hernán Sicilia (23)
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