Sueño con la humanidad atenta al latir de su madre,
una madre que nos dio la vida y aún nos cuida en su
seno,
una madre que nos han enseñado a olvidar.
Sueño con viviendas dignas para el hombre,
con muros elevándome al cielo,
con jardines que bosquejan el paraíso.
Sueño con una ciudad que proyecte en su sombra la
unión de su pueblo,
con un andar bajo la celosía del árbol amado,
con un tránsito que melodioso camina hacia la muerte.
Sueños utópicos que dan fuerza, al tiempo que entristecen.
Por Diego Monterrubio
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