grandes siluetas delicadas son admiradas,
las manos de muchos envidian poseer
las piernas que golpean el suelo
con el rigor de la belleza que refleja.
Grandes porciones de montañas
que juntas hacen tu cadera,
tropiezo con la perplejidad vacilante
que ellas acarrean al fin de todo,
de la existencia de cualquier belleza.
La caravana de tu presencia me vuelve
más hombre, me derrumbo ante ti
al ver tu regazo con la mediana luz
que refleja aquellos labios escarlata
malditos para que los ame.
De todo tu cuerpo predomina tu rostro,
que hermoso se posa en mi pluma
para escribir una prosa profunda,
y tal vez eso mismo me invita a retratarte
para regalar mi loco anhelo a tus ojos.
Por Carlos Osorio.
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