viernes, 31 de agosto de 2012

El uso


Así en estos casos
Una se hace muchos sueños
Unos sueños terribles
Que no nos permiten despertar
Y nos envenenan en un letargo oscuro
Nos enseñan a vivir de las fantasías
Y de unos colores extraños
A vestirnos de abrazos imposibles.
Como cuando las niñas
Ensayan los besos con las frutas podridas
Tarde o temprano lo sabrán
Las frutas no las besan
Y están solo enfermándose de un  néctar peligroso y asesino.
He llegado a darme cuenta
De lo cansada que se puede estar
De las explicaciones y las charlas
De sentarse tantas veces a platicar.
Que cansada se puede estar de tomar el tiempo
Como una limonada bajo el sol.
Una se cansa de las vueltas y maromas
Que da el pelo con el viento
Y de que tomen nuestra risa como himno
Y nunca más la canten
Que tomen nuestras manos como escudo
Y vayan a lidiar con las tropas bestiales
Para celebrar con vino si ganan
Y abandonar las armaduras
Tiradas y ensangrentadas si son derrotados.
Una se cansa de una misma
Por pasarle tantas veces por encima
La lluvia arrecia
Y las sombras parecidas.

Por Elba Caba.

jueves, 30 de agosto de 2012

Das tu sangre

Mujer, que me das tu sangre
mestiza, perfumada.
Mujer, que te manchaste
con la mancha de tu cuento,
el que te tuvo helada.

Mujer, ya no me tumbes
si te hace falta 
un desvelo, una bofetada,
una mano, una mirada.

Haz tu cuenta
abriendo tu ventana,
haz de cuenta
que no te he dicho nada.

La flor púrpura
de tu pie
en tu planta te reclama
con flecos en la frente
sentada en la morada.

Mujer, si mientes,
no se te entiende nada.

Mujer, 
tú me dijiste 
sobre la leche amarga,
envenenaste nuestro ambiente
con tu locura sabia
provocaste los ríos
que de nuestros ojos salieron,
nos contagiaste tu rabia.

Mujer, el ayer
compone una alborada,
mujer, haz tu cuenta,
mujer, abriendo tu ventana
haz de cuenta
que no te he dicho nada.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Estaba.


Estaba soñando,
los latidos eran fuertes,
el imaginario débil,
yo no los creaba,
los creaba mi existir.

De repente vi,
observe, palpé
el gran azar,
ese albur,
todo estaba hecho.

Bastó despertar,
abrí los ojos y,
estaba soñando.

martes, 28 de agosto de 2012

El primer ardor


Quisiera saber en qué se convertirán
Tantas amarguras
Y tantas golosinas.
Sentirse así de despistado
En medio del auge.
Dejar las nuevas  costumbres
Quiere decir
Acostumbrase a desacostumbrarse.
Este momento
Estas acciones
Significan muchas cosas
Demasiadas cosas
Apagar los motores al iniciar la carrera
Por ejemplo.
No sé qué tan malo sea
Pero no será tan bueno
Como aquello que se esperaba.
De esto se aprende
Dolorosamente se aprende
A dejar de inventarse amores
A dejar de escribir historias
Se aprende
A dejar de emocionarse por la emociones
Tan traidoras que son
Tan insensibles que son
Tan deliciosas que saben.

Por Elba Caba.

lunes, 27 de agosto de 2012

Verte (o la intrépida forma de desnudarte con la mirada).


Te veo. Tú no me ves. Sólo caminas por la acera que te llama, que grita tu nombre a los cuatro vientos, y que te impulsa como un proyectil hacia tu destino. De entre la multitud, de la muchedumbre que camina absorta, mi silueta se distingue contemplando la tuya. Incitándote a que voltees y que me descubras admirándote, para que jueges a ratos con mis ojos que te buscan. Imagino tus pies delicados, esbeltos y tersos; suaves como seda importada. Dos pasos, tres, cuatro, das al contonear la cadera. Tus muslos saltones se pasean en un vaivén infinito que aletargado contemplo. Los pechos firmes, pequeños pero indiscretos, como dos copas de vino. El cuello oloroso a fragancias exóticas. Aroma de los dioses que se convierte en el más grande estupefaciente de mis deseos secretos, de mis pensamientos más profundos que fluyen como cascada. Tus labios rojizos color carmesí, se aprecian apetitosos, comestibles como una gran manzana que debe ser mordida sin prelación, sin preámbulo innecesario. La nariz respingada pero diminuta, finísima, que se dibuja por encima de la boca que tiembla, que grita: “bésame. No te detengas que soy tuya”.  Y los ojos almendrados. Ventana marrón que vislumbra todo lo que te rodea. Que ignora con una sencillez de sierva, mi mirada que aún busca jugar con la tuya, retozar a la distancia y entrar a tu alma sin tu permiso. Tu cabello castaño ondula con la brisa leve, solazando con los céfiros como un vástago con las criaturas enigmáticas del jardín.

De repente siento una turbación en el aire y me miras. Nuestros ojos chocan por un instante y me volteo nervioso. Finjo que no sabes que te miro cuando no me miras; y cuando me miras, niego mirarte. Y al negar que te miro, niego mi existencia y todo lo que creo ser para convertirme en lo que no soy cuando no te miro.  Me ignoras como el que ignora que respira: sabes que estoy ahí pero me desatiendes, distraes tu atención hacia las personas que caminan. Los ruidos se presentan como la orquesta citadina de nuestro encuentro. Se escuchan los cláxones de los automóviles deseando pasar, murmullos entre la gente que ríe, piensa, sufre, llora. Alguna figura solitaria me otea a instantes, pero se aburre de mi apariencia por algún momento prosiguiendo su camino.

Regreso a observarte y para mi sorpresa, te comienzas a evaporar como un chubasco ligero que se pierde en el trayecto. Te descubro de espaldas, tan imponente y radiante, tan hermosa y sensual. Ya no me miras y decides olvidarme. Dejarme en algún rincón milimétrico de tu memoria, como recuerdo efímero. En cambio tú, vivirás por más tiempo en mi cabeza, en mis pensamientos como la musa que consiguió que un instante de inspiración, se convirtiera en una eternidad de deseos y sensaciones, que viven aún, en un universo alterno donde tu mirada y la mía se encuentran por siempre.
Alan Santos.

domingo, 26 de agosto de 2012

Dime que sí, M


Desde hace mucho tiempo que me tienes aquí
En un cuarto oscuro y lleno de sombras
Anquilosado por el deseo de ti
Amor, que jamás comprendí
Y que mucho placer regaló a mí ser

Así es: fueron 10 años de ausencia
De miedos, incertidumbres, y estelas
Más jamás abandoné tu recuerdo
Y ahora, en nuestro sagrado reencuentro
Sentí tu amor, pero no tu cariño

Me sedujiste, sin mayor razón
Que la experiencia de la arrogante belleza
De tus ojos, cuerpo y esencia
Que sin vacilar contemplé, y ahogado en tu imagen
Atrapado, nuevamente
                                          Con todo mi ser quedé

Entiendo tus reclamos y tu coraje
Tú presencia conmigo distante
Más después de mil perdones
Por mis culpas y mis errores
                                                    ¿Qué he hecho para que me evadas, para que me ignores?

Mira, que
                    Seducir sin querer
Es pecar sin haber pecado
Desgracia que un dios, enloquecido y cegado
Debió dictar para mi destino infeliz

¡Dime que sí, oh, hermoso Jazmín!
Que este amor nació para madurar
No me castigues ya
Que triste es despreciar
Al amado sincero que te desea sin más

El dilema, ahora, no es mío,
                                                               Se que temes el amor que tengo para ti

Si; El que te abre las puertas de su profundo rostro
Que yo he contemplado en tus divinos ojos
Y que huyes sin pudor, del camino brumoso
Por miedo a la realidad
                                           …o al final de una ilusión

Por fin, me he sacudido los miedos
Ya no hay dudas, ni problemas con el pretérito
Soy un guerrero sin armas, de voluntad inquebrantable
Dispuesto a conquistar el palacio más alto:
                                                                               El santuario de tus ojos, felices y enamorados

¡Dime que sí! Dame una oportunidad
Encuentra por fin, lo que has perdido:
                                                                    Tu primer amor: el que jamás dejará de amarte
                                                                         Tu prometido de cuna, El amante de sangre
                                                                              Tu dulzura de vida… nuestro destino 
inevitable

Dedicado a M,
Por Ur el Goliardo.
 

sábado, 25 de agosto de 2012

Ella

Es una intensísima corriente
un relámpago ser de lecho
una dona mórbida ola
un reflujo
zumbo de anest
esia

una rompiente ente florescente
una voraz contráctil prensil corola entreabierta
y su rocío afrodisíaco
y su carnalesencia
natal
letal
alveolo beodo de violo
es la sed de ella ella y sus vertientes lentas entremuertes que
estrellan y disgregan
aunque Dios sea su vientre
pero también es la crisálida de una inalada larva de la nada
una libélula de médula
una oruga lúbrica desnuda sólo nutrida de frotes
un chupochupo súcubo molusco
que gota a gota agota boca a boca
la mucho mucho gozo
la muy total sofoco
la toda ¡shock! tras ¡shock!
la íntegra colapso
es un hermoso síncope con foso
un ¡cross! de amor pantera al plexo trópico
un ¡knock out! técnico dichoso
si no un compuesto terrestre de líbido edén infierno
el sedimento aglutinante de un precipitado de labios
el obsesivo residuo de una solución insoluble
un mecanismo radioanímico
un terno bípedo bullente
un ¡robot! hembra electroerótico con su emisora de delirio
y espasmos lírico-dramáticos
aunque tal vez sea un espejismo
un paradigma
un eromito
una apariencia de la ausencia
una entelequia inexistente
las trenzas náyades de Ofelia
o sólo un trozo ultraporoso de realidad indubitable
una despótica materia
el paraíso hecho carne
una perdiz a la crema.


Por Oliverio Girondo (1891-1967).

viernes, 24 de agosto de 2012

NAVARRE T’ATTEND… (Navarra te espera)

Bajo el clásico rubor de las nubes,
antes que el pálido cristal celeste
se quiebre en estrellas esta noche,
parto al fugaz encuentro con mi abismo.

Se ausenta el ojo del entierro,
la boca gimiente de la vela,
el presto bramar del agua por la roca,
la tibia seda que broncea el Astro.

Por la prístina pátina disoluta
del agua bebida por mi boca,
urden las Moiras los hilos de mi vida,
me anudan con la roca bajo el buitre:
sol de oro negro que rutila, que burila
la áspera arteria de la terra, de la creta
que en monda recubre mi osamenta.

Regreso al decrépito chirriar del fuego
que me abrasa: tibia la sangre
de su cráneo estampada entre mis dedos;
la albugínea tela que en carmín se torna,
y la límpida lacrima que destilan
mis ojos e impregna mi epidermis:
sólo páramo antártico satinado…

Resuelta…
… bajo el sol que licueface su dermis,
la flor que la ahogó el prado de su origen,
fenece en el elíxir de su exilio…


Por Hernán Sicilia (19).

jueves, 23 de agosto de 2012

A... E... I... O... U...

A
Arriba o abajo
a mi me gusta

E
Encima, la cima
es un triunfo alcanzado

I
Iniciamos
creando un atajo

O
Opulento el bado
siempre en forma

U
Ubica con calma
Así es, así se atina.


Por Sebastián González de León y León.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Es bello también.

Es un acto de crueldad no compartir,
es cruel no estar contigo, no besarte,
no poner un nombre a mis quehaceres.
Pero recuerdo que es algo bello,
es bello tomar tu alma y pegarla a la mía,
soñar y escurrirme en tu sudor,
conectarme, leerte y al final, besarte.

La suavidad de la tersa espiga,
se enreda en todo, en ello, en nosotros,
recorre todo, tus piernas, tus senos, tu rostro,
me quedo atónito, sólo admiro. Te gusta,
te conduces para ello, para mi, para mi gusto,
para el amor que te tengo.

Mis manos desnudas saben, te leen,
te gustan, dicen te quiero y,
le quitan la crueldad a las cosas,
porque te ven y me impregnan a tu ser.
Luego me voy, me esfumo, me convierto 
en pensamiento digno de ser respirado
sólo por el aire de tu nariz,de tu carácter,
ese aire que siempre estará ahí,
para que pueda proteger tu amor.





martes, 21 de agosto de 2012

Los miércoles son para lavar

Era una tarde otoñal muy común supuestamente. Al cuartel del pueblo entra una señora de algunos 40 años y pasa confiadamente hasta la oficina del oficial el cual estaba dormido en su silla. La mujer se sienta frente a la  mesa y le da unos golpes al escritorio para despertarlo, este naturalmente responde al acto con espanto.

- Hola oficial, soy Aurora y por favor no me interrumpa que en esta vida he hablado muy poco y cuando tengo algo que decir merezco ser escuchada. Vivo en las lomas que ve allá arriba, nunca me he mudado de allí para ninguna otra parte, ahí naci y cuando me case mi esposo se quedo con nosotros hasta que se fueron mis dos hermanos a la capital después de la muerte de mis padres.  Lo más lejos que he llegado ha sido al pueblo, usted sabe, por necesidad.  Y más después que mi esposo me abandono embarazada de mi  hija Cleotilde que ahora cumple sus 16 años.

La verdad es que este es un campo muy normal donde no pasa nada que Dios no quiera, pero vengo precisamente por algo muy importante que paso en contra de la voluntad del altísimo, nuestro señor. Y estoy segura oficial que el señor me ha enviado para que se le aplique justicia a aquel que  pretende ser el todopoderoso quitándole la vida a alguien. ¡Si mi oficial!, vengo a reportarle un homicidio.

- ¿¡Pero cómo es posible señora!? ¡Algo tan serio como un homicidio y usted comienza relatándome su vida! Ahora mismo hay que salir a…

- ¡Cállese! ¡O no le digo! Así que siéntese y déjeme explicarle que sin mí no podrá usted hacer nada.

Fíjese que esta mañana, bien tempranito, como todos los miércoles desde que tengo 10 años, me he ido al rio a lavar. Y  fue ahí cuando vi el cadáver de un joven de piel clara, así, un poquito más quemadito que yo, cabello lacio  y abundante y vestido muy elegantemente con un ramo de flores metido en la boca.

¡Ay oficial! Perdone usted si no es ahora hasta las 3 de la tarde que les vengo a decir lo que ha pasado, pero debí moverme a otro lado del rio a lavar y en la casa me esperaban mis quehaceres, además, tenía que consultarlo con Dios el siempre me dice que hacer.

- Señora discúlpeme, pero le ruego por favor que trate de ser objetiva y colabore con nosotros. Debemos tomar carta en el asunto lo antes posible, así que  venga usted conmigo y con los demás oficiales al lugar de los hechos.

- ¡Ah no oficial!  Si en el lugar de los hechos no ha quedado nada. Yo misma me encargue de dejarle todo eso limpiecito, con ayuda de  la Cleotilde enterré al pobre hombre como se debe, hasta le oramos, y las flores que llevaba en su boca se las he puesto encima de su tumba. Además le he lavado la ropa, claro menos  la interior porque sería deshonroso delante de mi hija y delante del señor.

- ¿¡Esta usted loca!? Ese cuerpo debe ser entregado  a los forenses para ser estudiado e investigar el caso.

Al pronunciar estas palabras suena el teléfono.

- ¿Si?  Aja, entiendo (mira a la mujer con cara de desesperación  mientras tomaba unas notas), lo llamo enseguida, ya trabajaré en eso. Bueno, adiós.
Señora, -le dice entre un suspiro mirando las notas-  ¿puede detallarme como era el hombre que encontró a orillas del rio?

- Mire, era un poco mas quemadito que yo, no mucho, imagínese como si hubiese pasado una tarde bajo el sol. Tenía mucho cabello lacio y oscuro. Era joven de peso común, no muy alto, con un golpe en la cabeza. Vestía una camisa azul  la cual me dio mucho trabajo para sacarle el sucio de tierra pero soy hija de mi madre ya sabe ella era…

- ¡Señora concéntrese!

- Y unos pantalones negros.

- Escúcheme…

- Aurora, mi nombre es Aurora, como la madre de mi padre.

- Escúcheme Aurora, al parecer el joven que ha encontrado a orillas del rio es el novio de la hija del acalde del pueblo y la iba a visitar, por eso las flores. Según el alcalde el muchacho  también cargaba  en la suelas de sus zapatos la combinación de una caja fuerte que habían sacado la muchacha y él para lo de su casamiento. Algunos rufianes se habrán enterado y lo han seguido sin poder conseguir nada por suerte, pero por desgracia matando al pobre muchacho. Aurora, debe llevarme a donde enterró  al muchacho y conseguir esa combinación.

- Ay oficial mire que mi memoria no es vaga ni despierta pero hare lo posible. Ah! Pero si lo encontraremos en seguida por el ramo de flores.

- Vamos entonces.

Al llegar a orillas del rio   encuentran las flores dispersas por todo lugar, el viento las había pateado dejándolas desorganizadas en  la orilla. El alcalde se agarro la cabeza y miro a Aurora que en ese momento miraba al cielo con las manos juntas orando.

- ¿Y ahora oficial? ¿Que hacemos?

- Búsquese un pico y una pala, empecemos a cavar y hasta que no demos con el cuerpo del joven ¡de aquí no nos vamos!

- ¿Que!?

- Como acaba de oír  Aurora, por su culpa estamos en este lío! ¿¡A quien se le ocurre hacer tal cosa!?

- ¡Ay Dios mío! Por estar yo de entremetida, si bien me lo ha dicho mi madre, ¡los miércoles son para lavar!

Por  Elba Caba.

lunes, 20 de agosto de 2012

Fiestas del Carnaval. Río de Janeiro.


1992.



Y se desata la juerga en la ciudad de Río de Janeiro. El carnaval ha llegado con variados y gustosos ritmos de samba, axé y swinguera celebres que deleitan a los incautos visitantes y la gente que está acostumbrada a la fiesta nacional. Las personas zapatean, se divierten, la pasan bien entre canticos ajenos y danzas misteriosas. Y dentro de los blocos el retumbar de los timbales y tambores, hace eco entre las casas y edificios. La jungla de concreto y luces se llena de vida, de fantasías y personas que bailotean desenfrenadas por las gigantescas avenidas y vericuetos más estrechos de la ciudad. En las calles se respira el olor a bebidas alcohólicas; bebidas exóticas y embriagantes, que obligan a sus consumidores a cantar canciones que no conocen. A deleitarse con mujeres extravagantes. La libertad se vive en su máxima expresión, como si los límites de la moralidad y la decencia nunca hubiesen existido. El sexo se respira como algo cotidiano. Y las parejas de enamorados y desconocidos inundan los burdeles, los coches de sonido, y las avenidas y aceras públicas de Janeiro.

            Sin embargo, bajo la sensualidad de los encuentros casuales, sobre la avenida presidente Vargas, yace un cuerpo inanimado. Un mulato sin zapatos ha sido asesinado sin razón aparente. Con la verga de fuera y una cara de satisfacción inmutable, los curiosos lo encuentran desangrado en el piso. Una patrulla se acerca para disipar a los fisgones y entrometidos. La fiesta sigue, se acrecienta, cobra fuerza. La muerte de un pobre hombre no es suficiente para detener el furor desmedido de la verbena popular. El Cristo Redentor luce impresionante bajo el cielo estrellado. Vigila la ciudad, ecuánime, imponente.



Alan Santos.


domingo, 19 de agosto de 2012

Instantáneas sonoras.


Hemos sido fuera y dentro compartimos por menores que viajan en el viento soltamos aves habitamos cuerpos en formas suaves campos abiertos les doy mis mares les doy mis miedos el frío oído del desconsuelo me suelto toda y me relajo, les doy mis horas sonido encanto o un torrente  sonido urbano sonido fuerte sonido piano el ruido el coche el ruido el llanto el ruido el niño el ruido en vano. No es poesía, quiere ser lo que ha sido, hemos sido juntos y hemos somos olvido, yo quisiera que un día esas aves se atrevieran a pasearse locas  por  ramas ajenas, que entendiéramos que viene y dejaremos que va, el ruido de los camotes, los gritos de tu mamá. El ruido de tus pies al pisar un charco el ruido de la lluvia que hace un manto. El motor del coche, las sirenas, un teléfono público que nunca suena. Yo soy detengo pongo mis pies firmes en el cemento alzo los ojos, abro los oídos capturo detalles que nunca olvido. Fotos sonoras regalo ciego, una caricia que trajo el viento, que se ha llevado pero me quedo. Suave permeando cuerpo y cerebro, yo abro mis labios y griiiiiiito FUERTE cierro mis labios y recojo ___________ dulce y  coraje, risas aliento, creo que encuentro en los silencios, refugios duros de encontrar, amigos ciertos, vuelos serenos.

Por Mariana Montero.

sábado, 18 de agosto de 2012

El amenazado

Es el amor. Tendré que ocultarme o huir. 
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz. 
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras,
la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el
áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas, 
la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas

comunes, 
los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis
muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño? 
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo. 
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se 
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por
las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz. 
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la
espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo. 
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles. 
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar. 
Ya los ejércitos me cercan, las hordas. 
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.) 
El nombre de una mujer me delata. 
Me duele una mujer en todo el cuerpo.



Por Jorge Luis Borges (1899-1986).



viernes, 17 de agosto de 2012

Pequeño emprendimiento y final.


(Canción de cuna)
Hayas nacido de noche
O de día
Naciste
Mi utopía es
Poder afinar las  cuerdas de mi memoria
Y recordar mi estancia en
El vientre materno
En el vientre tierra
El vientre centro
El vientre esencia
Antes de vivir conozco
Cada presente
Después lo olvido
Más
El sonido lucha
Se alía con mi memoria
Y prevalece
En rrrrrrrrrrafagas insssssssssssssstantes
Recobro claridad
(deja vú dices
Eso ya lo habías dicho)
Caigo en
Cuenta
Que fui
India
Caballo
He sido verde
Y he volado
Algo en el tono de tu voz
En los puntitos que alcanzas
Las curvaturas
Que ha tomado
El aire
Dentro y fuera de tu cuerpo
Pre
Siento
Que empiezo y termino el viaje contigo
Tomados del ansia
y
Volando suave
al ras.

Por Mariana Montero.

jueves, 16 de agosto de 2012

Más vale pájaro en mano, amanece más temprano


Mas vale pájaro en mano, amanece más temprano.
No por mucho madrugar, azadón de palo.
En casa del herrero, que ciento volando.

El que a hierro mata, se lo lleva la corriente.

Camarón que se duerme, tal astilla.
De tal palo, a hierro muere.

Árbol que crece torcido, candil de la calle

Por Mak Ako.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Nueve de la mañana.

Hacia las nueve de la mañana me dirijo,
el día comienza con exaltada mañana,
calles y calles inundadas de gente,
la marea de clases sociales no se distingue,
hermosa gente que existe en su idiosincrasia,
correas invisibles suelen portar,
amos y esclavos mezclados en su soledad.

Corro al medio día apresurado a comer,
la tarde ha sido, la distinción es más,
unos comen tortilla, otros comen corte,
regresan a laborar con su condición igual.

Camino lento en la noche, aquí,
todos cabizbajos, no hay distinciones,
todos han sido, todos son iguales,
dejan su idiosincrasia en otros lugares, 
regresan a su lecho para despertar,
despertar en la misma condición,
para dirigirse a las nueve de la mañana. 


martes, 14 de agosto de 2012

Volando.


El aire era tenue, entre los ruidos cotidianos del la media tarde, parecía que algo se escapaba sutilmente como el rechinar inocente de una puerta; escuchaba una voz que parecía más bien un tintinear, mezcladas con el sonido venían a mi sensaciones que hacían vibrar mi piel, que me hacían sonrojar y al tiempo me ponían nostálgica, había encontrado un lugar más alto para ver las cosas que acontecían a mi alrededor, estaba parada justo ahí a la mitad de mi habitación, pero mi mente se había escapado a otro lugar...

Schatzye Lpz

lunes, 13 de agosto de 2012

Pasional 50. Encuentros.


La vi. Ella me vio. Me dijo: "Hola", con una sonrisa tímida e imprevista por haberme encontrado en una situación poco convencional. ¿Cuándo te encuentras con el amor de tu vida al caminar por la calle? Respondí el saludo casi por instinto, como una grabadora descompuesta y polvorienta. Con palabras entrecortadas que denotaban mi inmensa sorpresa. Mi boca se movió, y de ella sonidos brotaron: H-O-L-A. Y nuestras miradas chocaron, se entrelazaron por algunos segundos flotando en el espacio. Ese instante duró para siempre, vivió congelado. Abrió con brutalidad las puertas de la esperanza tanto tiempo cerradas en mi interior.
Aquello terminó tan rápido, como un fugaz pestañeo y seguimos, aturdidos, nuestros respectivos caminos ignorándonos el uno al otro. Continuando con nuestras solitarias vidas al igual que dos desconocidos.
Ella se siguió de largo. Volteé con agilidad para mirarla de espaldas y contemplarla desapareciendo en el horizonte como un velero que zarpa a la mar, que nunca regresa. Me mantuve caminando con una desdibujada sonrisa en mi rostro. Nunca más la volví a ver. Ni en mis sueños, ni en la casualidad de una inusual caminata por la calle.
Alan Santos.

domingo, 12 de agosto de 2012

Deseo


Perlas caen del cielo,
deslizando sobre aquel
crepuscular cielo de
deseos rosas y deseos
suicidas de pasión;
mortífera expresión.
 
Bello corazón de plica,
suspiros no son la llave,
de alguien que sabe que
el amor es un ave.
 
El silencio me esta 
asesinando a besos,
quitando el aliento,
catarsis en aliento...

Por Alx.

sábado, 11 de agosto de 2012

Piedra negra sobre una piedra blanca

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmero me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...

Por César Vallejo  (1892-1938).