jueves, 20 de diciembre de 2012

Que te desacostumbres


Bueno sería quebrar de tajo
tu puto egoísmo,
tu quietud, tu espacio
inútil pendejo.

Bueno sería sacarte 
los ojos enajenados
de sombra y basura, 
arrancarte
un día el pellejo.

Desacostumbrarte,

¡que mires con rabia la tragedia!

Cenar despacio
tu carne con grasa
sucia de comerte
lo mismo -mierda- de siempre,
de tragarte
a ti mismo siempre.

Destruir su criadero
de matanza,
malabar del cruce
de las vías alternas,
fijo de horarios,
tarugada y media.

Bueno sería poder amarte
y adornar el concreto
de esta repulsiva urbe,
revestir con saliva suave
el aire esmog...

¡Sin arte


de nada!

El esbelto paisaje
penetrarlo
hasta encontrarlo encinto
de pensamientos distintos,
transmutar su imagen.

Vaciarlo de su mal aspecto,
de su eterna cloaca.

Sería muy bueno
no solapar tu idolatría,
la pestilente gracia
con la que siempre mientes.

Lo sería 
que no miraras complaciente,
que no ocultaras lo que sientes,
que sintieras.

Que murieras ahí echado
de no moverte nunca
y te pudrieras.