Ni aquellos ojos blancos con los que sonríes.
Es el fallo que me das por historias o lenguajes,
Las formas que nunca pierden tus distintas mentes.
Eres un imperio que no domina
Sino uno de los que promete
Las noches de choques y crónicas de la vida
Eres el marciano en mi cabeza
La estaca blanca que perfora.
Mi mujer asesina que te vendes
Y sin ti nadie sería
Ni en las fiestas
Ni con la familia
Estás en mi mente
Y tu olor es un deleite
No puedo dejar de ser
Si no hay quien me calcina
Me encantas
Pero estoy en la clínica
Y por eso escribo,
en vez de meterme cocaína.
Por Sebastián González de León y León.