viernes, 5 de octubre de 2012

Soneto XXXIV

I
Quise pensarte, mujer misteriosa
Para así, regocijar mis sentidos
Más de la tierra se escucharon ruidos
Que tachaban mi conducta afrentosa

II
Quise mirarte, niña esplendorosa

Por curar mis sentimientos heridos
Pero me son privilegios prohibidos
Por que la tarde se volvió lluviosa

III
¡Tan ingenuamente traté de hablarte
Pretendiendo disfrutar tu sonrisa
Que el día se volvió noche con prisa¡

IV
Mejor no intentaré nunca besarte
Porque Dios, al ver que de amor te inundo
Entonces puede destruir el mundo




Por Esteban Jiménez.