martes, 8 de mayo de 2012

Mátalo

El padre manda a la hija dormir temprano.
La madre manda a la hija vivir temprano.
El mayor hermano manda a la hija soñar tardío.
El menor hermano manda a la hija sonreír

Quien desea, no busca realidades.
Quien claridades, paciente enfermos cura.
Quien soledades, impaciente a varios enferma.

Soliloquio de madera, ven, abre tus
puertas. Convence mi juventud de
alegres venideras claridades.
Soliloquio de madera, ven, extingue al
padre. A la madre
transforma en melodía etérea.

Soliloquio de madera, ven, derrumba al
mayor de los equívocos hermanos. Hunde
su cuerpo maldito, transcribe la historia nuestra,
mátala. Mátalo.
Soliloquio de madera, ven, abraza al
menor de los ensimismados hermanos. Trata
de cubrir aquellos, sus ojos, con tal manto dorado.
Evapora la sal de aquellos, los míos.
Dásela en vaso crista
lizado.

Mandará a la hija dormir temprano.
Mandará a la hija vivir temprano.
Mandará a la hija soñar tardío.
Mandará a la hija sonreír.

Soliloquio, fallas en misión simple.
Soliloquio, fallas.
Soliloquio.

La hija, finalmente, sensibilizada
hasta las uñas, hundirá la certeza del
doquier al por qué.
Dormirá, finalmente la hija
tardío.
Vivirá, finalmente la hija
       tardío.
Soñará, finalmente la hija
               sin sol.
Sonreirá, finalmente la hija
                        sin.

Mátalo, soliloquio. Má
talo, átalo, sonroja sus etruscas
manías en fácil muerte, fácil.

Mátalo. Mátalo.
Mátalo, que ya muero.
Ya que muero,
mátalo.

Por Lucía Labra.