lunes, 13 de agosto de 2012

Pasional 50. Encuentros.


La vi. Ella me vio. Me dijo: "Hola", con una sonrisa tímida e imprevista por haberme encontrado en una situación poco convencional. ¿Cuándo te encuentras con el amor de tu vida al caminar por la calle? Respondí el saludo casi por instinto, como una grabadora descompuesta y polvorienta. Con palabras entrecortadas que denotaban mi inmensa sorpresa. Mi boca se movió, y de ella sonidos brotaron: H-O-L-A. Y nuestras miradas chocaron, se entrelazaron por algunos segundos flotando en el espacio. Ese instante duró para siempre, vivió congelado. Abrió con brutalidad las puertas de la esperanza tanto tiempo cerradas en mi interior.
Aquello terminó tan rápido, como un fugaz pestañeo y seguimos, aturdidos, nuestros respectivos caminos ignorándonos el uno al otro. Continuando con nuestras solitarias vidas al igual que dos desconocidos.
Ella se siguió de largo. Volteé con agilidad para mirarla de espaldas y contemplarla desapareciendo en el horizonte como un velero que zarpa a la mar, que nunca regresa. Me mantuve caminando con una desdibujada sonrisa en mi rostro. Nunca más la volví a ver. Ni en mis sueños, ni en la casualidad de una inusual caminata por la calle.
Alan Santos.