sábado, 30 de junio de 2012

Sal y da (ganador del primer lugar en el concurso de León y León "Del uno al infinito yo soy 132").


Hay manos que despiertan
otras que no duermen
que no dejan que les mientan

Hay manos que se levantan
se toman de otras, se acarician y con un golpe revientan
se vuelven imparables, incansables,
inalcanzables como golondrinas

Las huellas en esas manos,
que reclaman lo mucho que han andado.
Rasguños al viento gritan por lo que han volado.

Las manos cuentan historias
y aunque tristezas no puedan contarse con los dedos
se cuentan
se encuentran.

Las manos se alzan,
piden la voz, señalan
denuncian, apuntan, identifican, curan…

Hay manos que reprimen,
golpean, aplastan.

Una mano escribe, la otra… espera;
sólo juntas pueden aplaudir
aunque una sea izquierda y la otra derecha
quizá juntas puedan decidir, convivir.

Cuando son dos, abrazan
y mejor que sean 132
pues mano con mano y nos llamamos her-manos
lucha por lucha,
voz con voz
escucha.

Sal y da. Salida,
toma mi mano, avancemos,
somos ciento treinta y dos.

Y mientras avanzamos,
nos llamamos hu-manos.

PAZ: Autor y ganador del 1er lugar




viernes, 29 de junio de 2012

Solidaridad (ganador del segundo lugar en el concurso de León y León "Del uno al infinito yo soy 132").

Sólo bastó una voz indignada en más de 131 labios


opacantes de las verdades a medias,

las mentiras dichas mil veces,


indiferentes a las trajedias;


donde no llegan las sombras,


ahí, hablamos los ignorados,


reivindicados, casi blasfemias,


indicamos nuestro camino


de todos los mexicanos,


aparecieron también los  soslayados y


dignamente nos levantamos.



Juan Fredi Leyva Payan: Autor y ganador del 2do lugar.

jueves, 28 de junio de 2012

De los Participios (ganador del tercer lugar en el concurso de León y León "Del uno al infinito yo soy 132").


¡Sujetos!
¡Qué!
dijeron los predicados,
entendamos que la lucha
por la que su razón no es mi razón,
debe ser una contradicción.


Vivo en un mundo injusto,
como joven me siento envuelto en lo oscuro,
y si de mi familia se trata,
no quiero expulsar una bala.


Pero el sonido,
entra en tus orejas,
mi reclamo, es nuestra condena,
para llegar juntos a la libertad.


expresión, utiliza vocablos universales,
no dejemos que por jóvenes,
se nos crea ignorantes,
pues si somos hechos a palo.


¡Sigamos adelante!,
sin miedo a lo desconocido,
sin miedo a aprender,
de lo Revolucionante.


Tratemos unidos,
almas perdidas, encontrar el camino,
para abrazarnos,
en algún día no muy lejano como hermanos.


La perspectiva Veracruzana,
comparto con amor
para aquellos que no se unan,
a una lucha, a su santa lucha.


¡Entonces Sujetos!
sujetos están a repetir su condena,
sin saber su historia,
sin saber que en la conciencia caben sus predicados.


Autor y ganador del 3er lugar: Don Naranjas y Limas

miércoles, 27 de junio de 2012

Cada paso.

Suavemente da el inerte paso,
escucha el cantar del tiempo,
rodeada de ilusiones naturales
puede crearse un mundo inexistente,
sumerge su rostro suave,
y pisa firmemente cada tacto.


Se acompaña con la mirada,
carga sus pasiones resultantes,
recorre su cuerpo cada parte,
conduce su mundo cínicamente,
regresa a él rápidamente
y se da cuenta que estuvo afuera.


Cultiva el descanso de su alma 
menester de la porosa vida,
paseando por todas las posibilidades
debe estar ahí y dar cada paso.



martes, 26 de junio de 2012

P. M.

¡Bum!
Una explosión

¡Bam!
Un balazo

Respiro profundo
Porque no quiero brincar

¡Uuiu! ¡Uuiu!
Apenas vienen las patrullas
Pero ya todos se fueron

Tic, tac...
Miré el reloj a las cero cero, cero cinco
Y ya es la una cuarenta y cinco
P. M.
No hubieran llegado tarde


Por Sebastián González de León y León.

lunes, 25 de junio de 2012

Noche en la ciudad.


Es de noche en la ciudad.

Las luces nocturnas se elevan en el cielo.

El manto grisáceo no permite admirar las estrellas.

Y el corazón palpitante de hombres como yo, sufre.



Es de noche en la ciudad,

El paisaje nocturno se torna sombrío, gris.

El silencioso grito de mi alma no se oye,

se desvanece con los ruidos insaciables de la urbe.



Sentir que te he perdido,

Llorar que no te tengo.

Es de noche aquí y en mi cuerpo,

en mi ser tan duro y triste.



Como no haberte adorado en la ciudad,

Si tú eras la capital de mi Estado,

El centro dulce de mi universo,

de todo lo que he anhelando.



A quién diablos podrá importarle que no estés conmigo,

Si es de noche en la ciudad y la gente vive.

Es gente que sufre la cotidianeidad,

y se olvida del mundo.



No sé si yo pueda olvidarme de ti,

de tus caricias bajo un faro de luz destellante.



Es de noche en mi ciudad,

Y es de día en el campo,

en la delicada pradera de tu alma libre.



Solo deseo que,

después de largas noches en vela,

encuentre por fin,

la serenidad del crespúsculo.

Alan Santos

domingo, 24 de junio de 2012

Ese empedernido

Soy ese empedernido que siempre te ha querido,
que te ha buscado y no te ha encontrado,
que se ha esfumado pero no ha podido,
que te ha necesitado y ha salido herido.
Ese empedernido que no ha podido,
ni olvidarte, ni pensarte, ni dejarte.

¿Bastará con perderme en mis palabras?
¿Bastará con soñarte una vez a la semana?
Soy ese empedernido que siempre te ha querido,
que aunque pueda seguir vivo en tu memoria,
sabe que nunca volverá a ser parte de tu gloria.



Por José Luis Burgos Correa.

viernes, 22 de junio de 2012




La primer cosa que tengo que decir, y que en sí no es gran cosa, ya se los he dicho, y puesto que la segunda y tercera también, me saltaré directamente a la quinta, por considerar que las dos pasadas fueron la tercer y cuarta cosa. En fin, antes de que cualquier persona con un intelecto medianamente desarrollado y un ego por los cielos, intente o logre refutar mi tesis (considerando que el simple hecho de hacerlo, habla ya de un alto grado de estima personal, al creerse no sólo capaz, sino a la altura de una autoridad, para corregirme), me protegeré bajo un muy sencillo argumento:
Debido a que mi juicio opera bajo la tutela y en contubernio con mis experiencias, las cuales, por cuestiones especiales y temporales, sólo pueden o pudieron ser vividas por mi, nadie tendrá derecho ni razón de juzgarme, puesto que tendrían que ser yo para entenderme.

-Y…qué le parece?
-Hasta donde puedo acordarme, ayer cuando hablamos por teléfono dijiste algo parecido a “he escrito una obra maestra”.
-Bueno, tal vez me precipite un poco, pero…
-Dijiste “está mi nuevo ensayo y luego la basura del Tractatus lógico-philosophicus”.
-Sé que exageré un poco, pero creo que tiene grandes posibilidades.
-Tal vez las tenga, tal vez no, de tres pinches líneas se puede decir muy poco; mi punto es, que si quieres venir a impresionarme tienes dos opciones: o ser un maldito genio o un imbécil del que me pueda burlar más tarde.
-Tal vez si le leo la siguiente parte, quede un poco más satisfecho, apenas había comenzado.
-No, ni hablar. Márchate ahora mismo que debo seguir trabajando.

Pablo sale de la oficina del profesor, camina rumbo a la cafetería de la facultad, hace cola por unos 3 o 4 minutos, y antes de que pida un café, recuerda ésta aborrecible imagen del estudiante de filosofía (o sea la de él) que bebiendo café americano en vasito de unicel, revisa notas en algunas hojas sueltas. “No planeo alimentar el estereotipo de mi gremio, pediré un vaso de leche”.

Por Alonso Pi. 



jueves, 21 de junio de 2012



¿Qué puedo esperar?
Tal vez tu permanencia
constante, inconsistente,
tu confianza.

¿Habrá algo que lo mantenga?
Solo mi fe,
mis ganas de retener
a alguien similar,
enormemente soñado,
increíble e impredecible.

¿Permanecerás?
Solo queda mi lucha,
incalculable,
reveladora e
inesperada
Claro que vale la pena,
así lo deseo

¿Será? No lo sé
Trataré de ser,
consistente e interesante
para mantener,
entretener y atrapar,
lo importante,
lo irreemplazable,
el conocimiento y la inteligencia.
Solo quiero ser.

Aunque lo mejor sería ser alguien.
Y que lo vieras conmigo.

Yoshimi

miércoles, 20 de junio de 2012

Volver a casa.


Madruga la mirada,
respeta lo venidero
él es poseedor;
ese futuro halló
comienzo de estar.

No es ello
lo que será
ofuscada creación,
metódica de conformación
a profusa comparación
de recorrido insensible.

Sólo pasa la mirada,
tortuoso vaivén  
no importa a caso,
algo pasa
al dejarse ir.

Recorriendo todo
ha de ser sutil,
pausa la mirada
y solamente decide
volver a casa.

martes, 19 de junio de 2012

Medicina.

Levántate árido aliento
apareció el aún palpitante cuerpo
que flota en el charco de fe,
ese con el que llegaste
a ser colibrí rojo.


Ha caducado, yace inmóvil
sólo fue un breve estruendo
su último respiro,
pero sigue fluyendo
en la luz naranja de marzo.


Tú en cambio, creas tus alas,
les temes, las arrancas y las matas;
gimes y destruyes la esfera de plata.
Robas los caballos y los apuñalas
con tu amarilla rabia.


Escúchame: busca la tormenta,
sólo ella te es fiel corona
sedúcela, bésala y devórala.
Traza una escalera con sus huesos
y sube a la plataforma blanca.


Transgrede el morbo de la atmósfera
extiende el vacío desértico,
paraliza tu juicio ciego y
fúndete en el licor de la nada,
el origen encorvado de la transparencia.


Anónimo.

lunes, 18 de junio de 2012

Déjame ser tus ojos.

Déjame ser tus ojos
Competir con las estrellas.


Mira el miedo de mis palabras
Que pretenden desnudarnos.


Siente un susurro suave
Y luces en los faros
Viste versos claros
Que nos abrazan como el mar


Siente como susurra el mar
Escucha las olas moverse
Y siente como mentirte
Son besos para quererte. 


 Por Sebusapé.

domingo, 17 de junio de 2012


Que Dios te bendiga Rumba, bendito tu baile y tu canto


Que Dios se abstenga de saberte inmensa, preciosa


Y disperse su idea de terminar tu trova


Que Dios te bendiga como te bendigo yo


Como te agradezco, como te quiero


Rumba canta y baila al final del día


Levanta una sonrisa entre las ruinas


Rumba. Eres nocturna


Mi rezar en las noches


La pesadez del aire durante el sueño


Mientras la noche endemoniada


Busca poseerme con sus obsesiones

Escapo a tus brazos


De reina, de selva


Entre los aromas, tu ser me guía


Encuentro el camino a ojos cerrados


Con esperanza de ti


Y si otros te idolatran


Yo te guardo


Y si alguien toca el pétalo de tu piel


Empuño la daga que ha de resguardar


Tú lucha


Rumba

                
¿A dónde vas cuando caminas desnuda en los sueños de aquel?


Rumba


¿A dónde van tus lagrimas cuando un lago se interpone entre la revolución y tú?


Rumba


¿Qué será de mí? ¿Que será de mi boca sin tus palabras? ¿Qué será de mí?

Rumba, si te describo


Me ahogan los adjetivos


Para solo decir: Mujer


Rumba, si me pierdo


No me olvides, si me buscas


No me niegues


Rumba he de escribir en las palabras tu aroma


Tatuar en mi piel tu cariño


Viajaré y te encontraré en cada rincón


Conquistaré tierras con tu voz en mi voz


Enseñare el lenguaje con el mover de tus caderas


Serás tierra fértil de la inspiración


Mulata con piel de perla


Nácar inmaculada


De tu vientre nacerá


Poesía
Pues tu amor todo lo convierte


Rumba, no hay pecado en ti


Solo deseos y susurro


Divina mortal


Entonces el poeta


Hablara de ti


El juglar te hará leyenda


Y yo solo, solo yo y quizá el


Te sabré eterna.

Por Valentina.

viernes, 15 de junio de 2012

¡Chin, mano!





No mames, hace mucho que no usaba esta pantiblusa y orita que la traigo puesta, ¡qué rico se siente!


No sé cómo ni por qué, de repente llegaste a mi imaginación.
Iba en el puma rumbo al teatrillo intelectualoide eslamero y poesía performancera, todo muy glam, muy postmo, arte y eso. Estaba leyendo cosas del lenguaje y del pensamiento (bien alejado el pedo) pero yo creo que sentí muy pegada esta madre de la pantiblusa y entonces tuve una experiencia contigo, medio sexual la onda.


Ayer te vi más guapo que la primera vez que te topé (ayer fue la segunda). ¡Estás rechulo, mano! Fue raro que cuando te conocí era de noche y te vi bien güero y ayer, ya de día, topé que eres un morenazo bien lindo pero lo que se dice lindo, ¡lindote!


Bueno pues, entonces no sé qué transa porque orita es muy temprano para que me ande imaginando estas cosas tan eróticas: besarte rápido con mi lengua helada y húmeda, rodearte con mi cuerpo, y que tú pasees tus brazos y tus manos por mi espalda y mis senos pequeños y disparejos. Tus rastas, la imagen de tus rastas en esta escena tan chingona, seguro me llevaría a un delicioso y bien mojado orgasmo, si no hubiera agarrado esta madre (segurito que me llevaba) y detenido mi mente para anotar esta mamada. Bueno, no vayas a creer que por "mamada" me refiero a una mamada, no, nada de eso, eso no lo he imaginado aún, sólo fue la expresión.


Al rato me inventaré otras cosas más acá muy acá para enriquecer tu imagen en mi memoria y volverme loca y estremecerte también. Tal vez toques el sax y me mires o cierres los ojos muy concentrado para que la cosa se vuelva más íntima y sensual. Por cierto que cuando te escuché tocar esa vez me dieron ganas de gemir de un modo casi imperceptible, perceptible sólo si mis labios hubieran estado rozando tu rostro, así muy cerca de tu oído.


¡Chale! Y todo esto nada más porque sentí la pantiblusa pegada como si fuera tu pantalón pegándoseme al clítoris...


¡Qué chido! ¿No?


También recreé tu risa lenta y boba pero sexy. Me contagia muy mamón aunque casi nunca entiendo de qué ríes. Reíste otra vez y metí mi lengua en tu boca sin dejarte reír más, tejí mis dedos a tus rastas y metí tus manos por mi pantalón para agarrar mis nalgas.


No quería bajarme del puma porque me distraería más que cuando decidí inmortalizarte en mi libreta azul pero tenía que bajar para echar la poesía ahí en el Che y pues que se acaba la fantasía, ¿no?


¡Lástima! Un día, que te metes una línea y que se te atora en las narices y que te entra una gripa rara y tremenda de varios días...


Desapareciste una noche en un chou de circo, choro ondergraundsoso callejerezco bien mamalón y sólo quedó tu sax flotando para caer después al piso de la tarima donde estabas parado. Fin.


¡Lástima! Porque eres perfecto pero pues ni existes, namás te andaba inventando, no eres cierto...


Te inventé para mí y mi sexo. Inventé tu cuerpo para mi cuerpo y mis sentidos. Inventé tu color y tus rastas, tu sax y tu armonía es mía, todo tú eres mío. Te desaparezco y te convierto en una mano, en la mía, en mi lengua, en mis gemidos, te creo hombre moreno y barbado, te hago imagen y sonido. Te hago mío y te convierto en mi pantiblusa, azul, delgada, pegadita, mojadita.


Entré al Auditorio, a un cuarto de fracción del eventazo y después de otro cuarto, que comienza la función...


Un chou de circo, choro ondergraundsoso callejerezco bien mamalón...
Abrí mis ojos con una expresión seguramente muy cagada pero ¡verga! estaba inmóvil y más pinche roca quedé cuando llegó a mis oídos... ¡Hermoso sonido metal, no te vayas nunca!


Era él, eras tú, hombre moreno y barbado, mi mano, mi lengua, mi armonía, mi sax, mi clítoris bañado.


No mames, hace mucho que no usaba esta pantiblusa y orita que la traigo puesta, ¡qué rico se siente!
Por cierto que cuando te escuché tocar me dieron ganas de gemir de un modo casi imperceptible.


Te hago mía, pantiblusa azul, delgada, pegadita, mojadita.


¡Hermoso sonido metal, no te vayas nunca!






— Jarana Mosquito

jueves, 14 de junio de 2012

Intuición

Por la intuición nos acariciamos con palabras
Nuestros sentimientos anónimos
Son el roce de nuestras manos
Mientras nos sentamos en el taxi
Camino a cualquier lugar
Moviéndonos en cualquier momento.

Nuestros dedos entrelazados
Son los juegos de mis sentimientos,
Diez o más son los provocados
Jugueteando con tus dedos,

Y hacen la misma música
Que podrían hacer con tu guitarra
Que podrían hacer con tu acústica
Que podrían hacer con tu cara cuando se sonroja.

La intuición de tu mirada
En la curiosidad fijada
De tus labios que buscan
Los míos para besarnos
Son el cariño
Que tu dejaste abandonado.

Por Sebastián González de León y León.

miércoles, 13 de junio de 2012

Insolente marginación.


Lo iracundo de ser humano
es que se pierde razón,
voltear al musgo emocional
es ver lo retacado del corazón,
no es pretender ser lo que no,
por solo pasar a razón.

La insolencia parece crecer
dentro de la marginación
cuando piensas algo que no,
capricho se ha vuelto,
lo descubierto no forma algo,  
el desden sentimental pasa.

Anhelas el suceso aquel
donde ganabas con facilidad 
a la emoción yacente,
pero ahora estas ahí 
y pronto volverá
lo iracundo de ser humano.

martes, 12 de junio de 2012

Sucesión

Tarde invernal, te acercas. ¿Qué dices? Oh, ¿sigues con ello? ¿Cuál es el problema? Toma mi mano. Sí, tómala. No, no pasa nada... Ven, camina conmigo. Camina, sigue caminando. ¿Espinado? Pero, ¿de dónde? El camino no está espinado. Oh, ¿sigues con ello?


Prefieres mirarte, siempre cual reflejo en cielos. No tomará la vida entera, ¿lo entiendes? Solamente es una sacudida, tu punto de escape. Un escapismo, eso es. Sí, lo es. ¿Que no? No, espera, sé que al mirar ese azul iluminado pretendes sentires dulces e inimaginables. Lo sé, pero no te alejes. Ven, que yo también te necesito. ¿El cielo? De acuerdo, miraré el cielo mientras permanezcas conmigo.


Cerré por poco los ojos. Aquí seguías, ya no con cielos, de pronto convirtiéndote en uno mismo. ¿Por qué cambias de estado? Quédate, no te me esfumes. Sí, lo sé: no es sencillo. Pero, inténtalo. Tú sabes lo que dicen. ¿Que qué dicen? Oh, tú sabes: ¡Inténtalo, no perderás nada! ¿Se equivocan? Bueno, pues, tomaremos fotografías. No, deja de angustiar la vida. Ven, toma mi mano de nuevo. Ahora, juntemos las manías. Eso es. Solamente las manías.


Sonríe. ¿Escuchaste aquel obturador? Somos todos, sí. Aquellos, verás, que cristalizan silencios. Almas prestadas, tan sólo eso. No, si yo sé. No somos únicos.




Me miras. Vamos al mar. ¿Que no hay mar? Oh, pero si estamos frente a él. Eso es, perdurable, ¿no es así? El sol, tan sólo la luz. ¿Prefieres baño de luz o agua? No, no son la misma cosa. Te ríes. "¿Cosa?", me preguntas. Sí, cosa. De pronto, el cielo esfumado está ya en tu mirada. Caminas de pico abajo, corres. Gritas, lloras. No, es que no me apetece gritar irregularidades contigo.


Tu mano en el umbral del pecho. Fácilmente me abandonarás cuando propicio te parezca el tiempo. Casi como un chiste te irás. ¿Que no me preocupe? No tienes idea de lo que venía pensando. Ríes conmigo. Un magnífico evento habernos conocido. ¿Por qué alargas tu mano? ¿Qué hay dentro? De acuerdo, de acuerdo, no me preocupo. Cielos, mares, mareas. Seguiré contigo aquel impreciso tiempo vuelto seda ya.


¿Dónde estamos? ¿A dónde me has traído? No me lo dirás, vaya historia. No existe un sólo enlace, ¿te das cuenta? ¿Que entremos? No, me dolerá saltar tan alto. Sí, sé que estás conmigo, mas no me ubico. ¿En qué momento intercambiamos sedes? Tan sólo dime, ¿en qué momento lo diluido me perteneció? Y, ¿en qué momento lo constante es ya tuyo?


No, no quiero. Te digo que no. Por favor, no me obligues. ¿Que por qué? Oh, ¿te parece poco desaparecer aún más? Estás nadando en vacías laderas. No me conoces, nunca me has conocido. Es eso. No, sigo sin desearlo. No me obligues, por favor.


Me prometiste el amanecer. Ahora tomas de mi mano. Ya no debo pedirlo, lo haces sin aviso incluido. Claramente, el día pretende nacer nuevamente. El problema es que no lo miro. Yo, sabrás bien, ya no existo. Después de matar toda confianza mía, prometiendo amaneceres sin dolor, yo ya no existo.


No puedo mirar algo sin difuminarlo. Me has causado tanta tristeza, tanta desolación. Ya nada más miras hacia adelante, dejándome de lado. Desesperación me invade. No te vayas, espera. No, por favor. ¿Cómo lo explicaré? Si tan sólo tuviera una razón, si tan sólo existieran aún las palabras. Lloro, pero no escuchas. Grito, entonces, grito en demasía. No mueves la mirada.


Prefiero no tener conciencia. ¿Cuándo será ya el preciso momento? Ya debes irte. ¿Que no? ¿Por qué? Déjame, tan sólo déjame. Ya no te necesito. Me has marcado, y eso jamás lo preví. Ahora, sigilosamente te pones a llorar. ¡Ah, me viene pareciendo tan absurdo! Casi como un lío de luciérnagas a pleno día pleno. Vete, que ya aqui te has quedado por siempre. Con esta parte tuya tengo, sí, con esta y nada más.


Cuento hasta tres. Si no te has ido para entonces, te mataré. Sí, lo haré. Para luego morir de tristeza yo. ¿Cuánta tristeza puede llevar dentro el cuerpo? Uno, dos, tres...


Abro los ojos, tan sólo viendo un pergamino. No quiero mirar, ya no. Los entretengo un poco, sin desear buscarte. Pero, te siento. Y tan sólo eso es suficiente. Estás, sucesión. Estás ahí, aqui, en todos lados.


Por Lucie Labra

lunes, 11 de junio de 2012

Sánchez, su afán de poder.


Al señor Sánchez le fascina el poder. Tanto es así que para obtenerlo de forma contundente, convocadas las elecciones en su pequeño país, con una victoria electoral apabullante consolidó poco después un régimen dictatorial. Las tensiones tras esta acción crecieron de una forma tan catastrófica, que las clases medias estuvieron a punto de iniciar una revolución armados con botellas de vidrio, palos de beisbol y estandartes de libertad ferviente.

            Sánchez apaciguó la incertidumbre cooptando a algunos dirigentes del movimiento incendiario, mientras que los hombres y mujeres que se negaban a ser corrompidos, eran asesinados o desaparecidos misteriosamente en hoteles baratos, restaurantes de comida tradicional, o en eventos culturales promocionados por los intelectuales comprados por el sistema. No dejaban huella alguna, más que fantasmagóricos quejidos que sólo eran oídos por los niños pobres de  cinco años o más.

            Sánchez sonrió desde su balcón presidencial. Su plan había salido a la perfección. Eliminar a los disidentes era uno de sus objetivos principales. Su séquito de lame botas susurraba en silencio a sus espaldas. Se escucharon pasos provenientes del pasillo. Uno. Dos. Tres. Alto. Lo buscaban los banqueros y empresarios más importantes del país. Un subordinado entreabrió la puerta.  «Señor Presidente, lo buscan el señor López, dueño de la empresa tabacalera; el señor Fernández Preciado,  presidente ejecutivo en nuestro país de la corporación multinacional de refresco; el señor Gutiérrez Santamaría, accionista mayoritario de la institución bancaria “el Banco del Pueblo”, y algunos destacados empresarios más». El señor Sánchez admiró por el enorme ventanal de su despacho la arquitectura colonial; los edificios barrocos que resaltaban con el paisaje de urbanización de la capital de su patria. Le dio una gran fumada a su cigarrillo casero. «Hazlos entrar Ignacio. Prepara varias tazas de café. Los señores y yo tenemos muchas cosas de que hablar».

Alan Santos.

domingo, 10 de junio de 2012

¿A qué sabe un beso robado?

¿Sabrán a miel sus labios? ¿Tendrán impregnado el sabor de su brillo labial? ¿O será un beso insípido, doloroso? No lo sé, pero me gusta preguntarme esto cada que la veo pasar enfrente de mí. ¿Cómo será el besarla? ¿Será algo mágico? ¿Será algo único? ¿Será algo fantástico? ¿Será algo público? Tantas dudas se ciernen sobre mí al pensar en ella y en lo que he planeado hacer desde hace mucho tiempo.

Simplemente robarle un beso.

Es fácil decirlo, aún más pensarlo, pero hacerlo me resulta casi imposible. He estado tan cerca de conseguirlo, de ir hacia ella y sin dudarlo plantarle un beso sencillo, sincero, con la esperanza de que sea correspondido, mas no puedo. Mi ser parece flaquear en el momento en que su mirada se encuentra con la mía. Todo el valor que había parecido reunir se desvanece con la simple visión de sus ojos, y me alejo, con la mirada gacha, sin decir una sola palabra. Ella ha de pensar que soy raro, a pesar de que me conoce de hace tiempo ya.

Pero hubo una ocasión irrepetible, en la cual llegué un poco más lejos que las demás. Alcancé a oler su perfume y tan pronto me di cuenta de lo que estaba a punto de hacer me hice el desentendido, excusando mi cercanía a que tenía algo entre sus pestañas. Qué cobarde, lo sé.

Ya estoy harto de mi indecisión. Ella está ahí, sentada, sola, esperando a que alguien llegue a robarle el corazón. Es hora de actuar.

Llego a su lado sin sentir haber tocado el piso, como si me elevara por los aires para estar a su lado y tan pronto alza su mirada para verme acerco mi rostro al suyo y, ojos cerrados, la beso.

Difícil olvidar ese sabor, tan inolvidable como inexplicable. El sabor de lo prohibido, de lo deseado; El sabor que uno espera nunca borrar de su paladar. El sabor de sus labios, tan único como cautivador, que me obligaba a mantenerme prendido de él, mostrando en un beso todos mis sentimientos.  Con que así sabe un beso robado.

Me aparto de su rostro con una ternura, creo yo, insospechada en mí y espero encontrarme con sus ojos al abrir los míos, pero no los encuentro.

Solo la encuentro a ella, en la distancia, sentada, sola. La miro desde el mismo lugar en el que estaba.

Me comienzo a alejar de ahí con un nerviosismo incontrolable que me hace trastabillar. Ella voltea a verme y me saluda animosamente con la mano, yo no puedo más que regresarle el saludo levantando tímidamente la mía, para después voltearme e irme de ahí lo más pronto posible.

Estaba soñando despierto, creo; Pero se sentía tan real, tanto que aún siento su sabor en mis labios. Ya no sé qué pensar.  Ahora además del deseo de tocar tus labios, me queda la duda, ¿a eso sabe un beso robado? ¿O es ese el sabor de sus labios? 

Escrito por Flavio Reyna