Cuando vi el trigo en tus ojos supe
Que me había salvado del hambre
Y al penetrar el mar en tu vientre
Que estaba a salvo de toda sed
Cuando vi que la sal de tus ojos
Mojaba el desierto de tus labios
Supe que habitaban en mi boca tus silencios
Pero cuando regresaste al fuego
Y las llamas consumieron tu alma
Y el trigo y el mar fueron ceniza
Cuando todo se sembró de las tinieblas
Supe otra vez de la sed y el hambre
Y tuve miedo...
Hernán Sicilia (23)