miércoles, 30 de enero de 2013

La vida arpía.

La elocuencia de la vida es recta,
sigue su trayecto frecuente
y de vez en cuando se detiene,
alza su mano y sigue su travesía inerte.
La fortuna es una arpía ,
acudir con esa usurera es un albur,
es para los débiles, para quien teme.

El ser se guía por luz,
los tontos la colocan detrás
de sus apagados cuerpos, en cambio
el virtuoso se ilumina con el faro,
esclarece su camino infrecuente.

El hombre puede recorrer,
en cambio; si quiere vivir hay que seducir,
conquistar la voz viril,
descansar para no sentir culpas,
acechar cada molécula
llena de dejada vida,
poder estar acompañado
de la gran soledad, hacer todo...
Pero en la vida misma;
ahí, ahí yace la muerte.

Carlos Osorio.