Guardamos el silencio en la palabra
y la sombra en lo que se ilumina
sabemos besos que no encontramos
y volteamos frente los ojos que nos espinan.
Un ojo cortado y otro abierto,
un corazón palpitando
al fondo de una cascada
al que sólo se llega
con caída y desaliento.
Mi mano busca tus dedos
como un zorzal
y se deja espinar
pues primero está tu palabra.
Y te pido que no me dejes
acercarme sin antes
conocer el calmar
y no caer a la cascada
como toda aquella gente.
Pues somos silencio entre palabras
y sombra en luz que no ilumina,
no sabemos los besos que no encontramos
y tus ojos aún no espinan.
Por Guy Buscapé.