miércoles, 15 de agosto de 2012

Nueve de la mañana.

Hacia las nueve de la mañana me dirijo,
el día comienza con exaltada mañana,
calles y calles inundadas de gente,
la marea de clases sociales no se distingue,
hermosa gente que existe en su idiosincrasia,
correas invisibles suelen portar,
amos y esclavos mezclados en su soledad.

Corro al medio día apresurado a comer,
la tarde ha sido, la distinción es más,
unos comen tortilla, otros comen corte,
regresan a laborar con su condición igual.

Camino lento en la noche, aquí,
todos cabizbajos, no hay distinciones,
todos han sido, todos son iguales,
dejan su idiosincrasia en otros lugares, 
regresan a su lecho para despertar,
despertar en la misma condición,
para dirigirse a las nueve de la mañana.