miércoles, 23 de enero de 2013

La bruma en los labios partidos.

En el ayer vivía, recorría siempre su cabeza
esa imagen nítida del perfumado atardecer,
que los labios agrietados hoy ya no sentían.

Pensaba en esa bruma;
Las manos exaltadas y el correr,
los versos, las risas, ese recuerdo.
Miles de nociones recorrían su cuerpo,
guardaban ese secreto tan ambicioso de ser.

El viento fue el único testigo,
la tierra no quiso saber más,
el recuerdo escapó cansado de tanto regresar,
todo se tornó amorfo en aquella melancolía.

Deseaba seguir fuera de ese recuerdo,
quizá hubiese podido, pero la vida misma
no encontró una razón para dejarla.



Carlos Osorio.