jueves, 7 de junio de 2012

Tiempo

... Tenía la pluma en la boca, se encontraba pensativo y decidió no prestar atención a las voces que lo rodeaban. Las figuras se fueron transformando en sombras que poco a poco fueron desapareciendo de su memoria. Una idea lo consumía, lo tenían envuelto, no lo dejaba concentrarse en lo que por el momento parecía ser poco importante, al levantar la mirada, se percató de los ojos de una joven que en seguida lo rodearon de misterio; una boca, unos ojos.
    Continuó con su escrito, ahora teniendo en mente la idea que lo consumía y los ojos de aquella chica, sobre sus hojas de color café, con tinta negra vació sus ideas en el cuadernillo ya manchado por el tiempo y el uso, estuvo sentado allí, más de 40 minutos, se levantó y caminó hacia una tienda de velas, extrañas, bonitas, grandes, pequeñas, de todo tipo! miró una color verde, tenía el diseño de un hombre y una mujer, desnudos y abrazados saliendo del tallo de un árbol y al mismo tiempo que otra mano, extendió la suya para alcanzarla, ambas manos se encontraron al tocar la vela; una boca, unos ojos, una mano.
    Se disculpó en seguida, y la señora con quien había compartido gustos, también dijo lo siento, el joven tomó otra vela del mismo lugar donde había encontrado esa y salió de la tienda. Caminando, caminando, caminando... pasaron más de 2 horas, se entretenía mirando el cielo y cuando se percató, ya estaba en otro lugar, recostado en la arena, el pasto, el pavimento, en ese momento, un niño que iba caminando, sin darse cuenta de que el joven, estaba tirado en el suelo, lo pisó, ante tal acto el hombre se molestó en gran manera y se incorporó bruscamente; una boca, unos ojos, una mano, un pie.
Con el coraje en la cabeza, decidió dirigirse a su casa para descansar. Al llegar casi a la esquina de su residencia, una mujer chocó contra él, provocando que su libreta y su pluma cayeran al piso, su reacción fue gritar, ¡Señora, tenga cuidado! A lo que la señora no contestó, el joven, lleno de rabia, continuó con los gritos, pensando que el silencio de la mujer era una provocación, cuando se calmó, la señora se llevó la mano a la boca y al oído dando a entender que era sordomuda Al percatarse de esto, el joven, se sintió avergonzado; una boca, unos ojos, una mano, un pie, un oído.
    A dos pasos de su casa, un conductor, desvío el volante de su auto para no pasar sobre un niño, lo que hizo que atropellara al joven.
 
 
    Llevaba 10 años en estado vegetal, su nombre era Ignacio. El médico diagnosticó que moriría a la mañana siguiente, mientras estas palabras sonaban en su mente, él recordaba el día que lo habría de atar a la cama en la que se encontraba en ese momento, se encontraba sentado en una banca frente a una fuente, estaba escribiendo sobre la libertad, se quedó pensativo un momento y…
 

Por Milca Hosanna.