domingo, 11 de noviembre de 2012

Acecho. (Dedicado a la memoria de José Gorostiza)


De pronto llega ese ser nocturno, que
Me seduce, me incita a abrazarla
La muerte

¿Qué quieres de mí?
Me dice que no pregunte
¡Silencio!
Mi corazón palpita,
Acrimonia de sabores
Espantos y resquemores

El descanso
Solo viene a darme un descanso

Y con voz tierna me dice:
No vengo a castigarte
Vengo a recompensarte
No soporto verte miserable
Dolido,
Tu rostro cianótico
Marchito como la hojarasca

¡Anda!
Apaga tus ojos
Disfruta el último aliento
Libérate
Soy un alquimista
Que puede convertirte en polvo sideral

¡Deja que te lleve el diablo!
Esa es una verdadera bendición

¿Qué debo hacer?
Temo su apariencia, pero me apetece su propuesta
Dejar este cuerpo putrefacto y estrechar sus frías manos
Ella puede apagar mi sed
Mi temperamento taciturno

Y por fin termina el acecho
Cuando la muerte me susurra
Las palabras del sabio Heráclito:
“A los que mueren…
Les aguardan cosas que no esperan ni se imaginan”

¿Te imaginas? Muerte, instante, parsimonia… nada.

Por Ur el Goliardo.