De
pronto llega ese ser nocturno, que
Me
seduce, me incita a abrazarla
La muerte
¿Qué
quieres de mí?
Me dice
que no pregunte
¡Silencio!
Mi corazón
palpita,
Acrimonia
de sabores
Espantos
y resquemores
El
descanso
Solo
viene a darme un descanso
Y con
voz tierna me dice:
No vengo
a castigarte
Vengo a
recompensarte
No
soporto verte miserable
Dolido,
Tu
rostro cianótico
Marchito
como la hojarasca
¡Anda!
Apaga
tus ojos
Disfruta
el último aliento
Libérate
Soy un
alquimista
Que
puede convertirte en polvo sideral
¡Deja
que te lleve el diablo!
Esa es
una verdadera bendición
¿Qué debo hacer?
Temo su
apariencia, pero me apetece su propuesta
Dejar
este cuerpo putrefacto y estrechar sus frías manos
Ella
puede apagar mi sed
Mi
temperamento taciturno
Y por fin termina el acecho
Cuando
la muerte me susurra
Las
palabras del sabio Heráclito:
“A los
que mueren…
Les
aguardan cosas que no esperan ni se imaginan”
¿Te imaginas? Muerte, instante, parsimonia… nada.
Por Ur el Goliardo.