Muriendo
de moretones
de maratones de mordidas.
Moribundo
de murmurios
de los muros que me oyen.
De madrugar a medias noches con morenas,
de merendar con madres mandonas
mermelada y mandarinas.
Y de morir más
en la medida en que más te voy amando.
Y de permanecer muda,
callada de las muelas y las manos.
De mi mugre muero
y de mi mala gana,
de mi mal aliento
y mis pómulos marcados.
De sentirte en la mandíbula,
en la médula y en las mamas.
Y de no poder mirarte
y mantenerme aislada.
De no merecer tu miembro,
y que merezcas con mi sexo el mundo entero.
Y mientras te lamo a solas,
me olvido de la muerte en que mi mente mora.
Y como a un molde,
te acaricio el cuerpo morbosa,
y en los minutos míos, me vengo
y termino por fin muriendo.