jueves, 19 de abril de 2012

El fotógrafo


Nunca antes había visto un pétalo cornear un verso.


Un fruto colgante y maduro
con un botón al centro que huele
a dátiles.


La piel de los labios
que curvan el tejido y el tiempo
de una cara.


Una mano dormida
arando el costado.


Nunca antes había visto
los preparativos de una nuez
en el momento previo a devorar
una palabra cotidiana
ni la alegría de una pluma
que besa cualquier reproche.


Ahora me gustaría escuchar los diálogos
de los peces que se esconden en el sexo.


Guardar un silencio prudente. Transcribir.


Cuando te toco se me derriten estrellas en las manos.


Por Diego Christian Saldaña Sifuentes.