de senos repletas tus palmas y tus tactos,
de sienes sudarte los ojos y las cejas cerrados,
desierto el cuerpo bañados los dos tirados.
Que el hijo del hielo de tu lengua helada
resbale mi recta y sutil deseosa mirada,
que le hable de olfatos, saturen de sexo nada,
sofoque tu llanto blanco de tiempo en base blanda.
Por Jarana Mosquito.
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