nos volvemos sombras
de recuerdos y caricias.
Nos volvemos un “la cagué”
o “la cagaste.”
Somos la sombra
desfigurada
proyectada sobre un suelo
engañoso, que al parecer
se ha hecho agua,
como nuestra bondad
derretida
líquida como el oro
de nuestra corona
como aquello
que se escapa de mis
manos.
Se ve un poco diferente
el día, la luz, quiero
decir.
Me detuve en un escalón
y voltee a ver si salía
detrás de mí.
Sólo mi sombra
en un reflejo
me seguía.
Sebastián González de León y León.
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